El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




martes, 25 de agosto de 2015

Una hora más de vida


            Si ahora te dieran la noticia de que solo te queda una hora más de vida, ¿Qué harías?, ¿Llorar?, ¿Lamentarte?, ¿Sufrir por lo que dejas aquí?, ¿Pensar que pasará con los tuyos?, ¿Tratar de negociar un poco más de tiempo?, ¿Rezar?, ¿Confesarte rápidamente?, ¿Despedirte de los más allegados?, ¿Pedir perdón por todo lo malo que has hecho?, ¿Perdonar las ofensas?, ¿Restituir cosas materiales o dignidades sustraídas?, ¿Buscar la póliza de tu seguro de vida?, ¿Qué harías?
            Piénsalo, porque es algo que puede pasar, y además sin el aviso previo. Para morirse la única condición necesaria es estar vivo. No importa si se tienen uno o cien años, no importa si se tiene una salud de hierro o una salud quebradiza, no importa si eres rey o lacayo, no importa si eres el papa o un monaguillo, no importa si eres un maestro o un alumno, no importa si eres un santo o un asesino, lo único que importa es estar vivo.

            En esta hora que te queda hasta la partida final, porqué no dedicas los cinco primeros minutos para hacer un examen de conciencia de cómo has estado viviendo hasta ahora, piensa en qué has invertido tu vida, piensa en cómo has vivido, piensa en tus amigos y en tus enemigos, piensa en si tus amigos y conocidos te van a extrañar o a respirar de alivio. Sé honesto en la hora que te queda de vida, ¿Puedes esperar con la conciencia tranquila o existen matices que te hacen sentir el ahogo de la culpabilidad?
            Bueno, parece ser que vas a vivir más de una hora, pero como nunca se sabe haz, por si acaso, ese examen de conciencia, para estar preparado para la apoteosis final. ¿Cuántas obras buenas has hecho?, ¿Cuántas malas? Recuerda la Ley del Karma, la ley de la causa y el efecto, ¿Por cuántas de tus acciones vas a tener que pagar?, ¿Por cuantas te tienen que pagar a ti?, ¿Cuántas acciones has realizado porque si, por amor?
            Aunque ahora parece que vas a tener un plazo mayor de una hora, como el desenlace final de la obra de tu vida puede suceder en cualquier momento, ¿Por qué no te preparas?, ¿Por qué no intentas reparar el mal que has hecho para que la bolsa de tu Karma sea exigua?, ¿Por qué no vives desde ahora como si efectivamente solamente te quedara una hora de vida?, ¿Por qué no arreglas los desaguisados que has ido descomponiendo durante tu vida?
            Perdona donde quiera que creas que existe la ofensa, perdona al ofensor, pide perdón por el daño que hayas podido hacer, restituye aquello que has sustraído, ya sea material, emocional o espiritual; desenreda los engaños, las medias verdades y las mentiras a medias; los abrazos y los besos, los “te quiero” y los silencios que darías durante tu ultima hora dalos cada día. No importa si tienes a punto tu póliza de vida, pero si importa si tienes a punto tu vida, tu corazón y tu alma.
           

Varuna Mudra - Mudra del Agua


VARUNA MUDRA – MUDRA DEL AGUA



Cómo se hace:
La punta del dedo meñique toca la punta del dedo pulgar. Mantener juntos y rectos los otros tres dedos. Se puede hacer con las dos manos, o se puede hacer con la mano derecha, manteniendo la izquierda debajo sujetando la derecha.
Sirve para:
Equilibra la cantidad de agua en el cuerpo y evita las enfermedades que tienen como origen la falta de agua.
Debería practicarse siempre que se acumula un exceso de mucosidad en el estómago o en los pulmones.
Duración:
No tiene un tiempo especificado, se puede practicar de acuerdo al tiempo del que dispone la persona.
Beneficios:
Conserva la claridad de la sangre mediante el equilibrio del contenido de agua en el cuerpo.
Previene los dolores de la gastroenteritis.

lunes, 24 de agosto de 2015

¿Cómo soy?


            El ser humano lleva en su maleta emocional una serie de máscaras que va utilizando en el transcurso del día, Cuando se levanta por la mañana se pone la máscara de la prisa, al llegar a la oficina se pone la de jefe, o la de subordinado, o la de señor de la limpieza, o la de vigilante, y así una tras otra en función de las distintas interacciones que va teniendo a lo largo de su día, y lo hace con la misma facilidad que lo pueden hacer los profesionales de la risa en el circo para conseguir las carcajadas de su público. Pero existe una notable diferencia, mientras para unos es una profesión para los demás la máscara no es más que una cortina de humo para ocultar sus miserias. 
            Es posible que ni el mismo ser humano sepa realmente quien es y cómo es. Bueno quien es, es seguro que no lo sabe. Él cree que es Don Fulano de Tal, y actúa desde ese pedestal, sea alto o bajo, no importa, cuando ese nombre es el que le han dado a su cuerpo, de la misma manera que su vehículo es Audi o Toyota, porque su cuerpo es su vehículo. Quien realmente es, es un hijo de Dios. Entonces, si la persona no sabe quién es, parece lógico que tampoco sepa como es.
            Este desconocimiento hace que actúe de mil maneras diferentes, en función de quien se encuentra delante. La persona no es la misma con su pareja que con sus hijos, no es la misma con su jefe que con sus compañeros, no es la misma con sus amigos que con sus vecinos, y así podríamos seguir enumerando encuentros, en los que encontraríamos que la persona es diferente en todos y en cada uno de ellos.
            Es posible que ni un observador imparcial lograra saber exactamente como es la persona objeto de su observación, a no ser que la observara en su soledad, situación difícil, porque en soledad no se actúa, en soledad se siente, y hay muchas posibilidades que incluso en su soledad no sea ella misma al cien por cien, ya que estará dándole vueltas a un millón de cosas y haciendo que sus sentimientos y emociones vayan variando, desde aquello que le sucedió ayer hasta como le gustaría realmente ser.
 
Es curioso, porque casi nadie está contento consigo mismo, por infinitas razones. Todos quieren ser lo que no son, pero casi nadie es capaz de ponerse a trabajar para llegar a ser esa persona que quisiera ser, o ponerse a trabajar para aceptar lo que es.
            El ser humano es un cúmulo de contradicciones: Busca la felicidad fuera de sí mismo, cuando la tiene en su interior; busca que le amen cuando es incapaz de amarse a sí mismo; elige una pareja y envidia a las parejas de los demás; es incapaz de trabajar para la realización de sus sueños, pero obliga a sus hijos a realizarlos, sin pensar que posiblemente sus hijos tengan sus propios sueños; es incapaz de reconocer sus defectos, pero es un maestro en el arte de juzgar y de criticar los defectos de los demás; como no reconoce sus defectos no trabaja para mejorarlos, pero reparte consejos a diestro y siniestro para que los demás mejoren los suyos; busca la paz viajando a los confines del mundo, cuando la podría encontrar si realizara el corto trayecto que existe entre su mente y su corazón.
            Lo que viene a continuación es un consejo, si no te apetece no lo leas:
Medita.
            Si sigues mi consejo y meditas
-          Empezarás a conocerte un poco y disminuirán tus contradicciones.
-          Casi sin proponértelo van a encontrarte de frente con la felicidad.
-          Descubrirás que el amor es una energía y no esa tonta sensación que tienes cuando ves a alguien del sexo contrario.
-          Llegarás a ser consciente de que lo más importante en el mundo eres tú, y que eso, además, no es ser egoísta.
-          Tendrás las fuerzas suficientes para correr detrás de tu sueño.
-          Serás consciente de que tus hijos son también seres humanos, que no son de tu propiedad y que tienen que realizar su propio camino.
-          En el viaje que vas a realizar dentro de ti comenzarás a descubrir tus defectos y trabajarás para ir eliminándolos.
-          Sabrás que no has venido a este mundo a juzgar a nadie.
-          Que los consejos los puedes dar, pero cuando te los pidan.
-          Aprenderás a respetar y tratarás a todos tan solo como quieres que te traten a ti.
Así, no solo sabrás quien eres: Un hijo de Dios, sino que sabrás como eres: Un ser de amor y podrás llevarlo por bandera sin necesitar máscaras porque no tendrás que ocultar ninguna miseria.

 

    

domingo, 23 de agosto de 2015

El perdón: Una gran medicina


            Tal como somos los seres humanos parece normal que si alguien nos ofende, nos desprecia o nos humilla, bien sea con palabras o con acciones, nos sintamos ofendidos, despreciados, humillados, posiblemente engañados, o robados, o sencillamente defraudados, aunque también nos podemos sentir ofendidos porque sencillamente alguien no haya cumplido con nuestras expectativas, ¡Los seres humanos somos así!  Y también parece normal que mantengamos en nuestro interior el recuerdo de tal ofensa, y que no sintamos en nosotros la necesidad, ni la intención de perdonar tal humillación. ¡Hasta ahí podíamos llegar!, después de lo que nos han hecho, ¡Cómo vamos a perdonar!, ¡A quien se le puede ocurrir semejante desfachatez!
            Pues a pesar de lo que nos hayan hecho, hay que perdonar, sin  tener en cuenta si ha sido más o menos grave hay que perdonar. Incluso me atrevería a decir que es más necesario perdonar cuanto mayor ha sido la ofensa.
            La ofensa que la persona mantiene en su recuerdo, es el caldo de cultivo de la ira, del rencor, del miedo, del resentimiento, del dolor, de las ataduras, del odio, del deseo de venganza, y de un montón más de sentimientos negativos. Todos estos sentimientos negativos son desequilibrios emocionales, que más pronto que tarde pueden afectar al cuerpo físico. Es decir, que hay que perdonar por una cuestión práctica, por una cuestión egoísta, hay que perdonar para encontrarse bien emocional, mental y físicamente.
            Aunque prácticamente todas las religiones mantienen en sus estatutos la necesidad del perdón para alcanzar la Gloria Eterna, en las distintas formas, según la ideología religiosa, pero como la Gloria Eterna no parece que tenga suficiente tirón, no solo entre los seguidores y feligreses de las distintas religiones, sino ni tan siquiera entre la cúpula directiva, (ya que todos incumplen sus propios estatutos), elijamos una razón más egoísta y más pragmática: nuestra salud.
            Mantener la ofensa viva en el recuerdo significa darle vueltas y vueltas a la ofensa un día sí y otro también, es decir, mantener la ofensa viva en el recuerdo es vivir en el pasado. Mantener la ofensa viva en el recuerdo significa elegir el sufrimiento. Pero el pasado ya pasó, el pasado no existe, recordar la ofensa significa mantener las ataduras de algo que ya no existe nada más que en el propio pensamiento, impidiendo vivir la vida plenamente.
 
Cuando algo pasa por la mente, para ella eso está sucediendo realmente en ese momento, ya que la mente no discrimina entre pasado, presente y futuro, para ella todo es ahora, por lo tanto, cada vez que pensamos en el hecho o en la persona que lo provocó, volvemos a experimentar las mismas sensaciones desagradables que vivimos originalmente, ya que generamos en ese momento la misma energía negativa que se generó en el momento de producirse la ofensa, o posiblemente más, ya que en la visualización de la ofensa podemos añadirle escenas que hagan aun más dramática la situación, con lo que la energía negativa generada puede desbordar cualquier previsión.
            Todo es energía. Cada pensamiento es energía. Imagina que la ofensa te ha generado rencor, que no es nada más que una pelotita de energía negativa, que se va repartiendo por los chakras, que son esas centrales de energía que determinan nuestro carácter, nuestras emociones y nuestro propio estado de salud física. Por un lado la propia forma de pensamiento de la ofensa, según se va descargando una y otra vez en el cerebro para expresarse, va creciendo y creciendo, hasta convertirse en una forma de pensamiento enorme, que hasta cambia de nombre, para llamarse entidad de pensamiento, con una característica fundamental, “tiene vida propia”, es decir, que quiere vivir, y su alimento es la energía generada con el propio pensamiento, con lo que el pensamiento de la ofensa vuelve una y otra vez al cerebro. Y por otro lado esa energía generada va alimentando la pelotita del rencor, hasta llegar al extremo, si no se pone remedio, de que esa energía de rencor va enquistándose en cada célula del cuerpo.
            Resumiendo, pensar permanentemente en la ofensa, manteniendo y alimentando el dolor y el rencor es cavar la propia tumba, o acelerar su traslado a ella, manteniendo además mientras dure la vida un estado emocional lamentable.
            Observa la paradoja: El ofensor, que es el que ofende, se queda tan feliz, sin que se altere su paz interior y sin sufrir el más mínimo desgaste emocional, mientras que el ofendido, que le da vueltas y más vueltas a la ofensa, alimenta su rencor y destroza su cuerpo energético, y por ende su cuerpo físico con ese veneno generado por sus pensamientos. Es como si el ofendido se tomara cada día una gota de veneno, quien sabe si esperando que se envenene el ofensor, cuando es él el único perjudicado.
            Perdonar no es más que la liberación de las emociones destructivas que nos atan al pasado de manera enfermiza: El perdón nos libera, por lo tanto de la ira, el miedo, el resentimiento, y un sinfín más de emociones negativas, permitiendo que el corazón se abra a la alegría, a la paz y al amor.
            El perdón es una de las claves para mantener o recuperar la salud, y sobre todo la llave maestra que nos va a dar acceso a la libertad. La libertad de vivir sin que las actitudes y los actos de otras personas dejen de tener poder sobre nosotros. Es realmente triste y lamentable vivir atados a las decisiones de otros, a las palabras de otros, o a las actitudes de otros, ya que eso es como si nos robaran la misma vida, porque dejamos de vivir una vida plena para vivir actitudes negativas de otros.
            El perdón no exime de su culpa al ofensor, ni le exime de las consecuencias, pero si permitirá que vivamos felices, con independencia de lo que piensen, digan o hagan los demás, tanto a nuestro favor como en nuestra contra.
            La serenidad que se consigue perdonando nos hace conscientes de que con nuestro perdón nada cambia del pasado, pero que si cambia, y de manera radical nuestro presente, presente que es la base para nuestro futuro, con lo cual cambiando ese presente aseguramos un futuro diferente al que nos esperaba con una vida llena de rencor y de sombras.
            El perdón es un proceso interior, es algo que afecta a nuestra manera de pensar, afecta a nuestra conducta y por supuesto a nuestras emociones.
            Sabemos que el proceso de perdonar está concluido cuando dejamos de sentirnos atrapados en una relación, sobre todo emocional y mental, con el ofensor, y cuando el recuerdo de la ofensa y del ofensor genera una reacción como ver el cielo azul, los pájaros volando, o el agua discurriendo por el río, vamos que no nos afecta en absoluto.
            Es necesario perdonar por nuestra salud física. Nada tienen que ver ni la espiritualidad, ni las religiones, solo es una cuestión de salud. Existen estudios que demuestran que la rabia, el rencor, la vergüenza, la agresividad y el sentimiento de culpabilidad crónica están muy relacionados con la enfermedad física.
            El resentimiento y la culpabilidad, sobre todo cuando han sido con frecuencia reprimidos, son factores que afectan, inhibiendo en gran manera al sistema inmunitario, con lo cual la enfermedad física está servida.
            Las personas que en su imaginación no conciben perdonar a otros, muestran cambios en la presión sanguínea, en la tensión muscular y en la respuesta inmunitaria; sin embargo, las que si pueden imaginarse perdonando a su ofensor manifiestan, de inmediato, una mejoría en su sistema cardiovascular, muscular y nervioso.
            Perdonar no es olvidar. El que espera llegar a olvidar para perdonar no lo logrará jamás, porque el cerebro lo registra todo. No se puede olvidar. Sin embargo cuando se dice: “Perdono, pero no olvido”, es como si avisáramos de que eso está dentro aguardando para cobrarse la deuda. Eso no es perdón.
            Perdonar no es justificar comportamientos negativos o inadecuados.
            Perdonar no quiere decir que apruebes o defiendas la conducta que te ha causado dolor, ni tampoco excluye que tomes medidas para cambiar la situación o proteger tus derechos.
            Perdonar no justifica en nada lo sucedido.
            Perdonar no es fingir que todo está bien cuando sientes que no es así.
            Perdonar no es tener que hablar directamente con la otra persona: El perdón no exige la comunicación. Sólo es un acto personal de liberación de energía que nos está haciendo daño.
            Perdonar no es ser ingenuos: Perdonar nunca significa permitir que un ofensor se salga con la suya, ni tampoco una manera de ignorar el problema. El perdón hace que la persona tenga una visión realista de quien es realmente el ofensor.
            Como perdonar es un trabajo interior, es algo que se puede hacer en soledad en la soledad de nuestra meditación. Después de tu meditación. Y si no haces meditación, (que deberías hacer), en cualquier momento del día.
  • Sube las manos a la altura de los hombros, con los brazos al lado del cuerpo, cómodamente relajados, las palmas al frente.    
  • Lleva la atención al corazón.
  • Visualiza a la persona que vas a perdonar delante de ti.
  • Lleva la atención a tu corazón sintiendo que sale un rayo de luz, igual que de las palmas de tus manos, y repite en tu interior: Yo te perdono, cualquier cosa mala que me has hecho, voluntaria o involuntariamente, con pensamientos, palabras, hechos y omisiones, incluso aunque ya no te acuerdes de lo que es.
  • Y después dile: Y tú, perdóname por todo el daño que te he hecho, voluntaria o involuntariamente, con pensamientos, palabras, hechos y omisiones, incluso aunque ya no me acuerde de lo que es.
Y no nos queda más remedio que hacerlo hasta que recordemos el hecho sin sentir ninguna de las emociones negativas que nos generaba en un principio.

sábado, 22 de agosto de 2015

Vivir y morir como alimañas


            No sabía que titulo ponerle a esta entrada, he dudado entre: “El umbral del paraíso”, “Ponte en sus zapatos” o “Vivir y morir como alimañas”. Al final me he decantado por el último, es el menos comercial pero el más real.    
En el post “Desheredados” colgado ayer en el blog, decía que mientras medio mundo malvive en condiciones infrahumanas, el otro medio les ve por la tele. Incluso algunos pueden comentar, y ya no solo en privado, sino también por las redes sociales, en el caso de los desplazados o refugiados: “Mejor estarían en su casa en vez de invadir otros territorios a los que solo van a llevar atracos, asesinatos y robos. No tenemos aquí trabajo para tanto desarrapado”.
 
            La foto que acompaña este post es con la que yo trataba de desayunar esta mañana, (se me quito el hambre de repente), aparecida en la portada de “El Comercio”, (Periódico peruano). Como veis aparece un padre con un niño en brazos, gritando, o llorando, o suplicando, al igual que el niño, al que supongo su hijo, de rodillas, rodeados de policías y de alambre de espino, en la frontera entre Macedonia y Grecia. Supongo que trataban de impedirles el paso, les supongo sirios que huyen de la barbarie desatada por los infinitos bandos que luchan en ese país, incluido su propio gobierno, y supongo que no les están ayudando, ya que sino no tendrían el dolor reflejado en el rostro.
            Al igual que este padre y su hijo, hay cientos, miles, millones de personas, millones de seres humanos, niños, jóvenes y adultos, que han tenido que dejarlo todo, para enfrentarse a más hambre, a más dolor y muchos encontrando la muerte, desplazándose en pateras por los mares que les separan de otros países, o a través de desiertos, a través de montañas, atravesando países, tratando de traspasar muros o alambradas colocadas para evitar su paso a lo que ellos consideran el paraíso. Muchos lo consiguen, pero otros muchos se quedan a las puertas de ese paraíso muriendo incluso como alimañas, porque los que viven en esos falsos paraísos, después de atraerles con sus cantos de sirena, les impiden pasar, les impiden vivir.
            Llevo tiempo sintiendo que algo hay que hacer, porque no es suficiente la donación que se puede dar a la organización que cada uno de nosotros haya elegido, hay que hacer más, pero no se qué, porque no es necesaria otra nueva organización, hay que financiar con más, con mucho más, a estas organizaciones, pero también tenemos otra cosa que hacer: “Concienciar a los que nos rodean”. ¿Cómo? No puede ser difícil. Sólo hay que colocarse en los zapatos de esta pobre gente. Imagínate a ti, con tu hijo en brazos, rodeado de policías que te impiden pasar para que puedas ofrecer una vida digna a tu hijo, o sencillamente poder darle un plato de comida diario.. ¿Qué harías?
            Durante casi 40 años existió un muro de 160 kilómetros que separaba dos mundos, dos ideologías, un muro de vergüenza, “El muro de Berlín”, en el que te mataban si intentabas salir. Hoy hay en pie 30 muros o vallas similares, en el que te matan si intentas entrar.
            ¡Basta ya! Tenemos que hacer presión, para que no se discrimine a estos millones de personas que su único delito ha sido nacer en un país equivocado, o vivir en una mega ciudad gobernada por corruptos ineptos que no les proveen de los servicios necesarios, (agua, luz), o llegar a las puertas de un país dirigido por personas sin entrañas. Los que están intentando pasar las vallas son seres humanos. Los que están intentando vivir son seres humanos. Los que están intentando buscar comida para sus hijos son seres humanos. No nos sirven regímenes comunistas que prohíban la salida, no nos sirven regímenes capitalistas que prohíban las entradas, necesitamos regímenes humanistas, (no populistas), que traten a las personas como son: “SERES HUMANOS”, hijos de Dios.

viernes, 21 de agosto de 2015

Desheredados


            ¿Cómo hablar del alma, de la iluminación o de Dios a tanta y tanta gente que vive en la miseria y que han de trabajar de sol a sol para poder llevar a su casa un mendrugo de pan para sus hijos?
¿Cómo hablar del alma, de la iluminación o de Dios a tanta y tanta gente que tienen que abandonar sus casas, su trabajo y su vida porque la guerra les está masacrando?
¿Cómo hablar del alma, de la iluminación o de Dios a tanta y tanta gente que se queda sin casa y sin empleo por la crisis generada por el capitalismo?
¿Cómo hablar del alma, de la iluminación o de Dios a tanta y tanta gente que vive en tierra de nadie en chabolas, sin agua, sin luz, sin esperanza?
            ¿Cómo explicarles que están en la Tierra porque han decidido nacer para evolucionar, y de que están viviendo la vida que ellos han decidido vivir?
            ¿Cómo se les va a decir con palabras que todos somos hermanos, cuando lo niegan los hechos?
            A esa gente lo que hay que hacer es darles de comer, y movilizarnos para que ellos tengan un trabajo digno, una vivienda digna, una vida digna, para que consigan cambiar las lagrimas por sonrisas, en sus rostros y en los de sus hijos, para que los niños tengan infancia, que jueguen, que corran, que salten sin temor.
            A ellos no se les puede hablar del Karma, aunque también exista para ellos, pero a ti, que estás leyendo esto, si se te puede hablar del Karma: ¿Os imagináis el Karma que están generando todos aquellos que disfrazados con sotanas o con hábitos, los que se visten de púrpura, todos los que se colocan bandas presidenciales, municipales o de cualquier colegio corporativo, todos los que se ajustan fajines de ministros o congresistas, no ya por el hecho de robar, de engañar o de mentir a la población, sino por el hecho de no trabajar para sacar de la miseria a esos, también sus conciudadanos, que unos obligan a votar, que otros engañan con el fuego eterno, y que otros roban y explotan hasta la extenuación?
            Las guerras de la sinrazón están despojando a millones de personas de su dignidad, la avaricia de los dirigentes están llevando a la miseria a millones de sus votantes, las religiones con su complicidad y su silencio ni impiden, ni gritan, ni tan siquiera denuncian el maltrato que sufren sus fieles.
Mientras medio mundo vive en la miseria, desplazado de sus domicilios o bajo la amenaza de las bombas, para la inmensa mayoría del otro medio no es más que una noticia en la tele, molesta, muy molesta, porque además quieren traspasar las fronteras e invadir su espacio de confort.
Las organizaciones humanitarias están más que desbordadas, los gobiernos bastante tienen con explotar a sus conciudadanos, las iglesias miran para otro lado, el resto, ciudadanos de a pie, miramos la tele. Es por lo tanto difícil que se acabe con tanta injusticia. A no ser……., que todos y cada uno de los aun tenemos país, (aunque no sea el propio), casa y trabajo, demos en primer lugar el diezmo para menguar tanta desgracia, y en segundo lugar dejar de votar al gran capital, (que es quien gobierna prácticamente en todo el mundo), y empezar a votar a quien se comprometa con hacer algo por tanto desheredado como existe hoy día en la Tierra.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Mamá


Cuenta una leyenda que a un angelito que estaba en el cielo, le tocó su turno de nacer como niño también el día de Navidad, y le dijo a Dios:

- Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra. ¿Pero, cómo vivir? tan pequeño e indefenso como soy.
- Entre muchos ángeles escogí uno para ti, que te está esperando y que te cuidará.

- Pero dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz.
- Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.
-¿Y cómo entender lo que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?
- Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y con cariño te enseñará a hablar.

-¿Y qué haré cuando quiera hablar contigo?
- Tu ángel te juntará las manitas te enseñará a orar y podrás hablarme.

- He oído que en la tierra hay hombres malos. ¿Quién me defenderá?
- Tu ángel te defenderá más aún a costa de su propia vida.

- Pero estaré siempre triste porque no te veré más Señor.
- Tu ángel te hablará siempre de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque yo siempre estaré a tu lado.

En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo pero ya se oían voces terrestres, y el niño presuroso repetía con lágrimas en sus ojitos sollozando...

-¡Dios mío, si ya me voy dime su nombre! ¿Cómo se llama mi ángel?
- Su nombre no importa, tú le dirás: MAMÁ. 

Prithvi mudra - Mudra de la Tierra


PRITHVI MUDRA – MUDRA DE LA TIERRA



Cómo se hace:
La punta del dedo anular toca la punta del dedo pulgar, con los otros tres dedos extendidos. Hacerlo con las dos manos.
Sirve para:
Actúa directamente sobre el chakra base, que es el centro de la energía vital, despertando todos sus poderes, proporciona un equilibrio sobre la energía terrestre y compensa estados de cansancio o agotamiento, causando revitalización; además, al ser el chakra relacionado con las cuestiones más materiales, nos puede ayudar con asuntos como la búsqueda de empleo, casa, dinero, etc.
Duración:
No tiene una duración determinada. Se puede practicar el tiempo que se quiera. 
Beneficios:
Ayuda a aumentar de peso en las personas débiles.
Para la sequedad, grietas o ardor en la piel. Hace que mejore el aspecto de la piel haciéndola que brille.
Consigue que se active el cuerpo manteniéndole saludable.
Proporciona estabilidad interior y seguridad en uno mismo.
Ayuda a mejorar la paciencia y la tolerancia; los prejuicios o una visión cerrada de la vida se reducen practicándolo.
Fatiga crónica, debilidad general, convalecencia.
Es ideal para aquellas personas que se sienten inseguras o son muy tímidas.

lunes, 17 de agosto de 2015

La mente no descansa


Perlas para el alma

 

La mente siempre está elucubrando, siempre maquinando, siempre imaginando, siempre recordando, siempre comparando, siempre juzgando; la mente no descansa, siempre hay pensamientos; y como no hay palabras sin pensamiento, ni hay acción sin pensamiento, está claro: toda la vida pasa antes por la mente, lo cual nos lleva a recordar las palabras del Buda: “Somos exactamente lo que pensamos”.
Por lo tanto la conclusión parece fácil: “Si consigo organizar mi pensamiento, consigo organizar mi vida”, “Para vivir de una determinada manera, sólo he de pensar de esa determinada manera”, “Para ser feliz, sólo tengo que pensarlo primero”.
La conclusión sí que es fácil, lo que no parece tan fácil es llevar esa conclusión a la práctica. No parece fácil, pero sí que lo es, sólo se requiere una cosa: “Atención”. Atención para comprobar cuales son los pensamientos que estás teniendo en cada momento, para no quedarte enganchado a ellos; con lo cual no les vas a dar energía, no les vas a dar poder; y así desaparecerán lo mismo que han aparecido.

domingo, 16 de agosto de 2015

Vayu Mudra - Mudra del aire


VAYU MUDRA – MUDRA DEL AIRE
 
 
Cómo se hace:
Mantener el dedo índice en la base del dedo pulgar, presionándolo con el dedo pulgar. Mantener juntos y rectos los otros tres dedos. Hacerlo con las dos manos.
Sirve para:
Evita todas las enfermedades que se producen debido al desequilibrio del aire.
Duración:
Practicar este mudra durante 45 minutos, (en una sesión o en tres sesiones de 15 minutos cada una), reduce la gravedad de las enfermedades en 12 ó 24 horas. Para obtener mejores resultados practicar durante 2 meses.
Beneficios:
Actúa sobre el reumatismo, la artritis, la gota y el párkinson.
Es útil para la espondilitis cervical, parálisis de la cara y contracturas de los nervios del cuello.
Corrige el desorden de gases en el estómago.

 

Depredador


El mayor número de los males que sufre el hombre
proviene del hombre mismo.
Cayo Plinio El joven 
El mayor peligro con el que se puede encontrar el ser humano, para preservar en perfecto estado su salud física, mental y emocional, para su propio crecimiento, para su felicidad, su estabilidad y su alegría, para conseguir vivir una vida serena, tranquila y en paz, es él mismo. Pero no es que solo sea el mayor peligro, realmente es el único peligro.
            El auténtico depredador para el ser humano no es un animal, no es una circunstancia, ni tan siquiera es otro ser humano, es él mismo. Nada ni nadie es tan corrosivo ni tan dañino como lo es el ser humano consigo mismo.
            Si hablamos únicamente del cuerpo, de la materia, el ser humano, al que le asusta la enfermedad y le aterra la muerte, es incapaz de llevar una vida sana y saludable para preservar su salud. Es incapaz, por ejemplo, de ejercitar el cuerpo, de mantener activos los músculos, de mantener en buen estado sus articulaciones y elásticos sus tendones, cuando lo hace, no es pensando en la salud, es, en la inmensa mayoría de las personas, pensando en la belleza. Y sucede lo mismo con la alimentación. La alimentación que es fuente de recepción de nutrientes para la preservación saludable del cuerpo, se convierte en una de las causas de enfermedad, por la gran cantidad de toxinas que se injieren o por la sobrealimentación. Alcohol, drogas y tabaco son la guinda del pastel con la que se adorna la sin razón: No quiere el ser humano envejecer, no quiere enfermar, no quiere morir, pero todas sus acciones están encaminadas a eso, a acelerar el proceso natural de deterioramiento del cuerpo. 
            Lo mismo ocurre en relación con los pensamientos. Un alto porcentaje de personas conoce la fuerza de su mente, conoce el poderío de su pensamiento, y sin embargo, se dejan dominar cual bebés por pensamientos repetitivos, pensamientos, que solo de pensar, valga la redundancia, en lo aburridos que son, sería suficiente para desterrarlos para siempre, pero no, el ser humano sigue dándole vueltas a sus obsesiones hasta enfermar. Porque son esos pensamientos los que alimentan las emociones que terminan de destruirle. Miedo, rencor, ira, frustración, ansiedad, culpabilidad y un sinfín más de emociones negativas que parecen el cortejo impenitente que acompaña a cada ser humano en su deambular por la vida.
El ser humano se destruye a si mismo, destruye todo lo que le rodea y le da vida, destruye su hábitat con verdadera saña, como si odiara el paraje en el que vive, destruye a las criaturas que le acompañan y viven con él. Acaba con las plantas que son su abrigo, su alimento y medicina, sin el menor agradecimiento, sin la más mínima consideración. Destruye y aniquila. Bombardea la tierra y todo ser vivo que se le atraviese con fuerza destructora.
Pero la causa principal de tanta sinrazón solo es la falta de voluntad. El ser humano es capaz de matarse a sí mismo, a pesar del terror que le tiene a la muerte por su incapacidad para ponerle coto a su mente, por su incapacidad para dominar el pensamiento, por su incapacidad para dominar sus malos hábitos, por su incapacidad para cambiar sus costumbres insanas.
Todo esto, unido a su insaciable ansia de poder hacen de los seres humanos, los seres racionales, los seres superiores de la Creación, auténticas alimañas. 

domingo, 9 de agosto de 2015

Que hablen, ¡Qué más da!


Perlas para el alma
 
 

Desde el principio de los tiempos, los seres humanos hablan unos de otros, prácticamente sin parar. Parece que ese es un buen entretenimiento.
             Pero todo ese hablar, que en muchas, muchísimas ocasiones, está falto de amor, sólo es una vibración pasajera en el aire, y no será más que eso, a no ser, que nosotros decidamos y permitamos que sea otra cosa. Lo que digan los demás, por muy desagradable que sea, no debe importarnos en absoluto. De hecho, si no escuchamos lo que dicen de nosotros, está claro que no nos va a importar, pero si lo escuchamos, tampoco debería importarnos, porque si nos importa, si nos enoja, si nos llena de rabia, sólo es un problema nuestro, sólo es un signo de nuestra propia inmadurez, somos nosotros mismos los que nos estamos haciendo daño, no las palabras de los demás.  
            Que hablen, ¡Qué más da!

sábado, 8 de agosto de 2015

¿Por qué no sana todo el mundo de su enfermedad?


Perlas para el alma
 
 

Las personas sanan cuando internamente desean sanar, y eso no va a ser hasta que la persona haya completado el aprendizaje que esa enfermedad lleva asociado. Nadie, ni medico tradicional ni sanador, puede sanar a nadie que no lo desee. Solo se puede colaborar en la sanación de aquel que ha completado el aprendizaje y ha decidido sanar.
Cuando una enfermedad se ha manifestado ya a nivel físico, hay que tratar el cuerpo físico, pero hay que tratar con mucha más insistencia el origen, es decir, el problema energético que lo originó.
Mientras la persona tenga un proceso de aprendizaje en marcha o una lección incompleta, el trabajo con el cuerpo físico para restaurar la salud es idéntico a poner capas de pintura en la pared sin solucionar el problema que causa la humedad en la misma.

viernes, 7 de agosto de 2015

No nos queda más remedio que perdonar


Perlas para el alma

 


            ¿Qué respuesta podemos dar cuando una ofensa nos duele y perjudica? Cuando descubrimos que nuestra pareja nos ha mentido o engañado, cuando un amigo nos humilla con bromas pesadas que lastiman áreas sensibles en nosotros; cuando un ebrio irresponsable perjudica a un ser querido para el resto de la vida.
            Ante situaciones como estas, la única alternativa que tenemos para no quedar atrapados en el dolor es acrecentar nuestra capacidad de saber perdonar. Todos tenemos a alguien a quien perdonar, todos buscamos algo que nos libere de los efectos corrosivos del odio.
            Rosa Argentina  
“Saber perdonar”
 

martes, 4 de agosto de 2015

Yoga espiritual


            Del Yoga ya está prácticamente todo dicho, y no dicho por cualquiera, sino por grandes maestros, de los que empezamos a tener constancia escrita aproximadamente doscientos años antes de Cristo. Me refiero a Patanjali y sus Yogasutras, que es un  verdadero sistema filosófico, que describe el Yoga, su concepto, su sabiduría y su enseñanza.
            Es posible que hoy, en las primeras décadas del siglo XXI, se encuentren un poco lejos de nosotros, no solo Patanjali, sino sobre todo sus enseñanzas, y también es posible que esa lejanía nos haya llevado a ver de manera distorsionada o desenfocada lo que significa el Yoga.
            Con el Yoga está pasando lo mismo que con cualquier otra faceta de la vida, bien sea política, social o religiosa. Me explico: Religiones hay casi tantas como personas, aunque cabría preguntarse, si Dios es Uno y la Verdad es Única, ¿Por qué tantas religiones?, y la respuesta llega de inmediato, porque no deja de ser un negocio y tiene que vivir mucha gente. En política pasa igual, lo mismo da que sean regímenes dictatoriales que democráticos. Si el objetivo de cualquier político es que sus conciudadanos vivan cada vez mejor, ¿Para qué tantos experimentos, tantos partidos políticos o tantos caudillos?, pues porque, como la religión, no deja de ser un negocio y tiene que vivir mucha gente. Con el Yoga ocurre lo mismo: el Yoga hoy es otro negocio y de él también tiene que vivir mucha gente.
            Pero de igual manera que a los representantes de las religiones se les ha olvidado, si es que alguna vez lo tuvieron claro, que están para enseñar la palabra de Dios, y que la palabra de Dios solo es Amor; y a los políticos se les ha olvidado, que están para servir a sus conciudadanos, y no al revés, a los que enseñan Yoga se les ha olvidado también algo que proclaman, que el Yoga es unión, la unión del hombre con Dios.   


            Y como está olvidado el objetivo del Yoga, se venden migajas: Que calma la ansiedad, que reduce el estrés, que mantiene la elasticidad del cuerpo, y un sinfín más de beneficios, que sí que son beneficios y que van muy bien para aliviar de sus innumerables problemas al ser humano actual, tan separado de Dios, tan pegado a la materia y a lo material, pero que no dejan de ser migajas  comparado con el real y auténtico objetivo que es el banquete con que homenajea Dios a los que se sientan a Su mesa.
            Recuerdo mi primer contacto con el Yoga: Llegué a él como todos, por un exceso de estrés, y me gustó, y al cabo de poco tiempo me inscribí en un curso para ser profesor de Yoga. En la publicidad del curso había algo que llamó poderosamente mi atención: Uno de los objetivos del curso era el despertar de la Kundalini.
            ¿Cómo me vendieron entonces la energía Kundalini?, pues me la vendieron como se sigue vendiendo aun hoy día: Que la energía Kundalini es una energía dormida en el cuerpo humano, y que cuando el ser humano consigue despertarla alcanza la Iluminación y ya no vuelve a encarnar nunca más.
            Para mí fue definitiva tal publicidad. Yo no quería ser profesor de Yoga para enseñar Yoga, a mí, que era un apasionado por lo que hay al otro lado de la vida y como consecuencia de la muerte, algo como la Kundalini, que me iba a permitir no tener que volver a encarnar era la panacea buscada desde mis primeras lecturas.
            Pero como soy bastante curioso comencé a observar a profesores de yoga y guías de meditación que iba conociendo. Yo creía que todos los que ya eran profesores de Yoga ya tenían despierta la Kundalini, por la sencilla razón de que si me la iban a despertar a mí, en ellos ya estaría. También pensaba, posiblemente influenciado por mis lecturas, que quien está en su última vida ya está tan próximo al otro lado que sus actuaciones en la Tierra debían ser las de un ser que fuera todo Amor, y observaba que esos profesores de Yoga no actuaban como seres de Amor, sino que eran seres humanos normales que podían engañar, manipular, ser críticos e intolerantes, en fin, no parecían un buen ejemplo de seres de Amor.
            Por supuesto que en el curso no se me despertó la energía Kundalini, porque ya la tenía despierta, como la tienen tantos y tantos profesores y practicantes de Yoga, pero también, tanta y tanta gente que desconocen lo que es el Yoga, pero si conocen a Dios, y que actúan comportándose como quien son, como Hijos de Dios. Porque no es necesario hacer Yoga para que se despierte la Kundalini y alcanzar la Iluminación, o ser vegetariano, o acudir a misa los domingos. La espiritualidad, como el Amor se ha de buscar en el interior de la persona, no en centros especializados, no en la cocina, no en las iglesias.
            Como no sé si todos los que se asoman a esta ventana están familiarizados con la energía Kundalini, y si todo el conocimiento que tienen son las cuatro frases deslavazadas que les pudieran haber contado, les remito a dos entradas de este mismo blog, con el título de “Kundalini I y II” del mes de Junio del año 2011.
            También es cierto que el ser humano en la actualidad vive en la periferia de todo, pero sobre todo vive en la periferia de su propia voluntad, lo que le hace incapaz de adentrarse en nada realmente serio si eso no comporta algún beneficio material, por lo que las migajas que se reparten hoy día en la inmensa mayoría de las enseñanzas de Yoga, ya les va bien, tienen suficiente, ya que algo más que migajas posiblemente les atragantaría y les causaría indigestión.
            Pero el Yoga es mucho más que posturas, más o menos intensas, más o menos complicadas, es mucho más que acrobacias, es mucho más que mudras y es mucho más que mantras. El Yoga es una manera de vivir en Dios, es una manera de vivir para Dios, es una manera de vivir por Dios, es una manera de vivir con Dios.
En el mundo de hoy existe un gran sentimiento de frustración, de desilusión y de profundo desencanto. Las Iglesias del mundo, sea cual sea particular y típica presentación de la Verdad divina y por elevados y trascendentes que hayan sido los Guías espirituales que las inspiraron en el pasado, han fracasado totalmente en su intento de evocar Amor en los corazones de sus fieles y creyentes. Fracasaron también los sistemas políticos, económicos y sociológicos en su intento de crear óptimas situaciones sociales. De la misma manera que está fracasando el Yoga como vehículo de unión con Dios.
En la época de la globalización, de las grandes uniones, no parece que les quede mucho tiempo de éxito a las mini religiones, a los mini estados, a los mini yogas. Es momento de un estado global, de ese estado que luche por todos y cada uno de sus componentes para que ninguno sufra los estragos del hambre. Es momento de una religión global, de la religión del Amor, la religión que se practica, y que no se enseña. Es momento del Yoga, que por ponerle un nombre le llamaría Yoga espiritual, el Yoga que enseña a sus integrantes el camino para sentarse con pleno derecho en el banquete de Dios, en el que por supuesto van a encontrar cura para sus problemas físicos, mentales y emocionales, pero no gracias al Yoga, sino que va a ser algo que van a conseguir ellos mismos a través de su comunión con Dios.
            Visualizo ese Yoga espiritual como algo más centrado en el corazón que en la postura, más que en la acrobacia, más que en la resistencia, más que en la intensidad, más que en signos externos, más que en sufrimientos, más que en privaciones, más que en dolor. Si Dios es Amor, si Dios es Alegría, si Dios es Paz, si Dios es Felicidad, el camino para llegar a Él tiene que estar inundado de esas cualidades. 

jueves, 30 de julio de 2015

¿Dónde está Dios?


Perlas para el alma



Donde haya un pájaro, donde haya una flor, donde haya una piedra y donde haya una nube, ahí está Dios. En la brizna de hierba, en la gota de agua, en el grano de arena y en la chispa del fuego, ahí está Dios. En la catedral, en la pagoda, en el salón del reino y en la mezquita, ahí está Dios. En el bar, en el prostíbulo, en el casino y en la sala de meditación, ahí está Dios. En el agua, en el fuego, en el aire y en la tierra, ahí está Dios.
            Dios está alrededor de ti, pero también está en ti, por lo tanto puedes encontrarle en cualquier momento, porque cualquier momento es bueno para encontrarte con Dios.
            Solo tienes que respirar, mantener la atención en esa respiración, y dejarte llevar hacia tu interior. Sin darte cuenta te encontrarás con Él cara a cara. ¡Apúrate, te está esperando!