El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




miércoles, 22 de julio de 2015

Acariciar la mente


No hay carcelero más despiadado que la mente,
ni grilletes más poderosos que los pensamientos.
Hari Krishan

            Desde siempre ha existido la esclavitud. El dominio y la vejación del hombre por el hombre se remontan en la historia hasta la misma aparición de este sobre la Tierra.
            Da lo mismo cual sea la forma de la esclavitud, porque cualquier forma de esclavitud es brutal en sí misma, es irracional, es inhumana.
            En la actualidad también existe la esclavitud. Son muchos los seres humanos que tienen un amo para el que trabajan por un salario de miseria, son muchos los seres humanos que se ven obligados a vender su cuerpo, son muchos los niños obligados a hacerse soldados, a trabajar o a mendigar un mendrugo de pan en las calles, son muchos los seres humanos que malviven con una economía de subsistencia en barracas en medio de la nada sin agua y sin luz. Son muchas las formas de esclavitud en la sociedad moderna porque mientras existan seres humanos sin escrúpulos, mientras existan seres humanos sin corazón, existirá la esclavitud.
 
            No trata esta entrada de la esclavitud física, en la que un hombre domina a otro, sino de otra esclavitud que no aparece normalmente en los medios de comunicación, ni en los tratados que hablan de la esclavitud, y eso que es la forma de esclavitud más extendida en la Tierra: Es el dominio que  la mente ejerce sobre el ser humano, es el férreo control que la mente ejerce, paradojas de la vida, sobre su propio dueño.
            Es el mundo al revés, el esclavo, que es la mente, domina al amo, que es el ser, convirtiéndose así el esclavo en el amo más cruel, más despiadado y más poderoso que existe. La mente no tiene compasión, no se cansa, no se ablanda, nunca afloja, siempre vigilante, siempre a la expectativa.
            La mente hace que su dueño robe, que su dueño engañe, que su dueño esclavice, que su dueño mate, que su dueño sufra, que su dueño enferme, que su dueño muera. Y, sin embargo, la misma mente, podría hacer que su dueño reparta la riqueza, que su dueño sea feliz, que su dueño ría, que su dueño se mantenga sano, que su dueño viva, que su dueño respete, que su dueño libere.
            Entre la mente que hace que su dueño robe o que su dueño reparta la riqueza solo hay un pensamiento de distancia. Entre la mente que hace sufrir y la mente que hace feliz solo hay un pensamiento de distancia. Entre la mente que hace vivir y la mente que hace matar solo hay un pensamiento de distancia.
            Cambiar ese pensamiento es el trabajo del ser humano, es un trabajo sutil con su propia mente, es casi como acariciarla de manera permanente hasta desgastar su costra de crueldad.
            La herramienta para acariciar la mente es la meditación, a través de la cual va a poder el ser humano traspasar el umbral de la mente para adentrarse en las profundidades de su propio ser, donde, ¡oh sorpresa!, no hay espacios oscuros, sino la luz de su esencia, la luz de su libertad, la luz de su conocimiento, la luz de la alegría pura, la luz de la paz, la luz del amor. Y entonces libres del equipaje de la mente, libres de emociones y de sentimientos inútiles, se vive sin tiempo, se vive sobre todo en libertad.
            Será entonces cuando el ser humano sea consciente de que es él, y solo él quien está a cargo de su vida y de sus situaciones, será entonces cuando el ser humano sea consciente del poder que tiene, para usarlo y hacer así con su vida lo que desee.

martes, 21 de julio de 2015

Miedo al éxito


            El miedo al éxito hace que las personas
 se acomoden en el fracaso,
por ser un espacio confortable y conocido.
Hari Krishan

Sé que puede parecer una locura pensar que pueda haber alguna persona en el mundo que le tema al éxito, o que le rechace. Pero así es. Y no son ni una ni dos, son muchas las personas que por una u otra razón tienen miedo a triunfar.
            Por supuesto que es un miedo inconsciente, y que incluso la misma persona lo negaría una y un millón de veces porque, a simple vista, pudiera dar la impresión de que la persona está dando los pasos adecuados para la consecución del éxito que ansía, porque aunque el deseo externo sea ese, el del éxito, sin embargo, en su interior, de manera totalmente inconsciente, está trabajando para lo contrario.
 
            Voy a tratar de dar un ejemplo: Piensa en un profesional de cualquier rama, que además es reconocido en su trabajo, como un buen profesional, serio, responsable, trabajador, cumplidor de su palabra, cumplidor con el trabajo y cumplidor con los amigos. Un buen día este gran profesional decide establecerse por su cuenta. Tanto él como su entorno están seguros de su éxito, prácticamente es un éxito anunciado, ya que es conocido, es admirado y respetado.
Sin embargo, pasan los meses y no termina de despegar el negocio. Si, no se puede decir que sea un fracaso, pero no termina de ser un éxito. A duras penas cubre los gastos que genera el negocio, pero poco más. Sus ingresos no son suficientes para los gastos normales de la familia. Él sigue estando contento y esperanzado, siempre pensando que en el próximo mes será el despegue definitivo, pero tampoco y así un mes y otro mes.
¿Cómo puede ser?, se pregunta en las íntimas conversaciones que mantiene consigo mismo. Su entorno tampoco lo entiende. Algo pasa, ¿Qué será?
Nuestro profesional es, además un amante de su familia, y cada día en la despedida, tiene la misma conversación con su esposa:
-          “¿A qué hora vendrás?”, pregunta casi siempre su esposa, a lo que el esposo responde:
-          “Si no viene nadie en cuanto acabe con el cliente que tengo a las seis”.
-          A ver si hay suerte y no viene nadie para que llegues pronto”, finaliza su esposa.
-          “A ver…..”, finaliza el esposo, “¡Hasta la noche!”
Y, ¡qué curioso!, casi siempre tienen suerte, no viene nadie y puede salir pronto para ir a casa.
Sin embargo, al llegar a casa se lamenta:
-          “Es que no viene nadie, no sé cuándo van a empezar a aparecer los clientes, ahora parece que vienen con cuentagotas”.
Nuestro profesional, a veces, le comenta también a su esposa:
-          “Creo que me estoy convirtiendo en un brujo, porque esta mañana he pensado que si no viniera el cliente que tenía cita a las diez me iría bien para poder ir al banco, y no ha venido, y ya ha pasado otras veces con otra gente”.
Hasta aquí nuestra historia. ¿Qué opinas?
Es seguro que nuestro profesional nunca va a conseguir el éxito esperado porque mientras con el pensamiento consciente está deseando el éxito, aunque también es cierto que cada vez con menos emoción por la cruda realidad, con el pensamiento inconsciente, desea intensamente que ese éxito no se produzca, alejando a los clientes con su ferviente deseo de que no vengan para poder ir a casa, o para hacer otras cosas en el tiempo que tendría que dedicar a la atención de los clientes.
Porque no es que se esté convirtiendo en un brujo, solo es que “energías iguales se atraen”, y el Universo se encarga de enviarle aquello que más fervientemente desea, es decir, no clientes. Los que llegan son los pocos que atrae con el deseo consciente del éxito que genera con mucha menos intensidad, y por lo tanto con mucha menos emoción que el deseo de no tener clientes.
¿Qué hacer ante esto? Para revertir la situación va a tener que ser consciente “todo el tiempo” de que necesita clientes para triunfar, y así no los repelerá con sus deseos conscientes contrarios al éxito, que no son más que un miedo inconsciente al éxito.
El miedo al éxito puede ser por infinidad de causas, y los boicots también se pueden manifestar también de infinitas formas.
Es necesaria mucha atención a los pensamientos, a las palabras, a los deseos y a las acciones que boicotean la llegada del éxito. Ayuda a esto el mantener la mente en silencio, para que pueda permanecer alerta a cualquier pensamiento, por eso, también para un caso como este de boicot a los deseos conscientes de la persona sirve la meditación.
Puede ser también una buena herramienta mantener pensamientos conscientes del tipo: “Yo soy el éxito”, “Amo a mis clientes”, “Abro encantado las puertas a todos los nuevos clientes”. “Me siento bendecido por los X clientes”, “Me siento agradecido por los X clientes”.
Si crees que te encuentras en una situación parecida en la que el éxito no llega a ti, cuando no parece que pudiera haber ninguna causa que lo impida, mantente alerta, observa sus pensamientos, observa tus reacciones, observa tus pensamientos, observa tus emociones.

 

sábado, 18 de julio de 2015

Amar amando


Perlas para el alma

            Dejen ya de preguntar ¿Cuál será mi misión en la vida? porque su misión en la vida es muy sencilla: Aprender a amar, y punto.
 
            ¿Que tienen que liberar Karma?, si realmente aman el Karma desaparecerá como el hielo en agua hirviendo. ¿Que tienen deudas pendientes?, si realmente aman se condonan todas las deudas más fácilmente que los pecados en el confesionario, ¿Qué tienen que aprender de alguien o enseñar algo?, si, tienen que aprender amar y después enseñar cómo.
            Y ¿Cómo se aprende a amar? Es fácil: A caminar se aprende caminando, a conducir se aprende condiciendo, a cocinar se aprende cocinando, pues a amar se aprende amando. Ama y lo demás llegará por añadidura.
 

jueves, 9 de julio de 2015

Cambio de actitud


Cualquier sufrimiento es inútil,
porque todavía no se ha detectado
ningún nudo de dolor 
que haya conseguido desatar el sufrimiento.
Hari Krishan

Puede parecer increíble, que la vida, ese don tan maravilloso que algunos seres nos hemos dado, convirtiéndonos durante un breve espacio de tiempo de nuestra eternidad en humanos, pueda convertirse, a veces, en algo tan duro, tan inaguantable e insufrible, que bien pareciera que en vez de ir montados sobre la vida, disfrutando de su belleza, lleváramos la vida, y no solo la nuestra, sino la vida de toda la humanidad sobre nuestras espaldas. ¡Y eso pesa!
            Algunos podrían pensar que nada hay en la vida más duro que la propia vida, o mejor los acontecimientos que en ella se generan cada día, pero si hay algo que puede ser muchísimo peor y, de hecho lo es, es la actitud con la que cada uno se enfrenta a todos y cada uno de los acontecimientos de su vida.
            Enfrentarse a la vida cuando la miseria se pasea por ella, puede ser más o menos duro; enfrentarse a la vida, cuando la enfermedad ha tomado posesión de la misma vida, puede ser más o menos angustioso; enfrentarse a la vida cuando la vida  ha recibido la visita de la muerte, puede ser más o menos dramático. La diferencia entre el más y el menos es la actitud.
            De momento, parece que ha quedado sobradamente demostrado, hace ya tiempo, por experiencias en las propias vidas y en las vidas ajenas, que tratar de vivir la vida por el lado más duro no soluciona la miseria, y sin embargo, puede agregar, y de hecho agrega dolor al dolor, de la misma manera que más angustia no soluciona la enfermedad o que por mucho dramatismo que le pongamos a la muerte no va a resucitar al difunto.
            No solo es válida la actitud para los tres casos extremos de miseria, enfermedad y muerte. La actitud hace que varíe también la percepción de cualquier preocupación, de cualquier dolor, de cualquier desengaño, de cualquier sufrimiento o de cualquier decepción.
            Cualquier acontecimiento en la vida ocurre en un determinado momento, pero justo al instante siguiente la vida sigue su ritmo, no se detiene ni por un instante, y si la vida no se detiene, ¿Por qué la persona se queda anclada en la emoción, ya sea positiva o negativa, provocada por el acontecimiento?
 
            Sabemos que todo es energía. El pensamiento es energía, la emoción es energía, la preocupación que sólo es un pensamiento repetitivo sobre cualquier tema sin desear llegar a ninguna conclusión, es como cualquier pensamiento energía que se va almacenando en nuestro sistema energético provocando otras energías nada agradables como son el miedo, la ansiedad, la angustia o la soledad.
            Está claro que por mucho que piense y se preocupe la persona no consigue hacer retroceder ni un ápice a la vida para deshacer el acontecimiento, por lo tanto solo hay que cambiar la actitud hacia cualquier acontecimiento cambiando el proceso de pensamiento, y de inmediato cambia la vida. Con ese cambio de actitud, se deja a un lado del camino el peso cargado, voluntariamente, sobre las espaldas, pero volver a subirse al tren de la vida.
            El cambio de actitud que se escribe en un minuto y se lee en dos segundos, lleva un poco más de tiempo adquirir la habilidad necesaria para ponerlo en práctica, pero cuanto más se tarde, será peor, porque seguiremos añadiendo sufrimiento al sufrimiento, dolor al dolor, angustia a la angustia y dramatismo al drama. Cualquier sufrimiento es inútil, porque todavía no se han detectado cuales son los nudos del dolor que puede desatar el sufrimiento, y, desde luego, no es porque no se tenga experiencia en sufrir, porque sufrimiento en el mundo hay toneladas en cada esquina.
            Puedes analizar cuantos sufrimientos te han solucionado problemas. Si no encuentras ninguno, ¿Para qué sufrir? Empieza a trabajar para vivir la vida con una actitud diferente. ¿Qué cómo se hace?, pues meditando.            

lunes, 6 de julio de 2015

Sobre los niños (Aura familiar)


            Cuando dos personas inician una vida en común, con independencia de sus auras individuales, se va formando un aura de pareja, aura que podemos denominar también aura de familia.
            El aura de familia es el conjunto de la energía de los dos miembros de la pareja, tanto en el plano individual como en el plano de actuación en esa mini sociedad que han formado. Es decir, no solamente la energía de cada individuo pasa a formar parte del aura de familia, sino también la energía derivada de su comportamiento en su mini sociedad. Por ejemplo: Los dos miembros de una pareja pueden ser, cada uno de manera independiente, encantadores, compasivos y alegres, pero su relación puede ser un caos, de gritos, de enfados, de engaños o silencios. La energía generada por su mala relación es la que va a ir ganando terreno, por lo que su aura de familia será cada vez más pequeña, más sucia, más pegajosa y más oscura, por usar calificativos que todos podamos entender como negativos y, que a todos nos acerquen a algo realmente asqueroso. Por supuesto que también se van a ver afectadas sus auras individuales.
            Las auras individuales y el aura de familia se van retroalimentando la una a las otras y viceversa.
            Cuando una pareja tiene una relación conflictiva, desde luego lo ideal sería que abandonaran la idea de mantener esa relación que les está destruyendo, e iniciar una separación basada, ya que parece que no puede ser en el amor y el cariño, que fuera al menos en el respeto.
            Pero no es el tema de esta entrada la relación conflictiva de las parejas, sino intentar saber que ocurre con el aura de familia, sobre todo cuando esa familia aumenta con la llegada al mundo de los hijos.
 
            Con independencia del cordón umbilical etéreo, que va a existir entre una madre y su hijo siempre, aunque cada vez más debilitado en la edad adulta. El niño, desde que nace hasta aproximadamente los siete años, tiene un campo energético, completamente vulnerable al ambiente en el que vive. Es decir, está completamente abierto a la energía del exterior, pero sobre todo a la energía de sus padres y por supuesto a la energía del aura familiar, de la que él ya forma parte, y reacciona de manera permanente, en función de su temperamento o su carácter, o mejor, lo que será su temperamento y su carácter.
            Ante la misma energía un niño puede sentir miedo, o ponerse enfermo y otro no, o lo manifieste más suavemente porque sea menos sensible. Pero a todos les va a afectar, la diferencia estriba en la sensibilidad del niño.
            Son muchos los niños que conviven con problemas emocionales de adultos, soledad, ansiedad, estrés, miedo, etc., y no parece, analizando su vida, que exista una razón lógica para ese desequilibrio emocional. El problema está en que solo se analiza lo que se ve en el niño, pero ¿Qué pasa con el comportamiento de los padres? Teniendo en cuenta que los que llevan a la consulta al niño son sus padres y no  van a contar que la relación entre ellos no es la adecuada, o que se siente, (normalmente uno de ellos), tan mal, que aparca al niño delante de la tele; no es fácil llegar a la causa primera de la problemática del niño, problemática que en algunos casos puede derivar en problemas físicos.
            Aun hay más: Los niños que se pasan horas y horas con las nanas que les cuidan pueden tener un problema añadido: Tienen otra energía que les afecta, positivamente si la nana es un dechado de paz, de serenidad y amor o negativamente por los problemas que pudiera arrastrar la nana.
            Muchos problemas de niños pequeños se resuelven trabajando con los padres, siempre y cuando ellos estén de acuerdo, ya que incluso un exceso de celo en el cuidado de los niños, que bien puede ser un miedo no manifestado, pero energéticamente presente, puede afectar al desarrollo emocional del niño.
            Para que el niño tenga una buena salud física y sobre todo emocional necesita que los padres, bien sean: ambos padres, o ambas madres, o solo la madre o solo el padre, según esté estructurada la familia, vivan en alegría, amor, dedicación, respeto, sin miedos, sin traumas, sin ansiedades.
            Para solucionar un problema emocional, o en algunas ocasiones físico de un niño, es posible que se necesite trabajar en varios frentes: en el aura familiar, en uno o en los dos progenitores, y por supuesto en el niño. Sin olvidar que ha de existir, primero el reconocimiento de los padres de su comportamiento, posiblemente destructivo y el compromiso para cambiar ese comportamiento entre ellos y hacia el niño.
            Trabajar solamente en el niño puede solucionar el problema en el corto plazo, pero seguro que no tardando mucho vuelve a aparecer la misma o parecida problemática, ya que no se ha actuado en la fuente de la energía de la que se nutre el niño, el aura de la familia y los propios padres.  
            Es cierto que los niños no vienen al mundo ni con un pan debajo del brazo ni con un manual de trato. Son los padres los que han de ir aprendiendo con la práctica. Pero sobre todo tienen que tener en cuenta que  los niños aprenden con el ejemplo.  
         

viernes, 3 de julio de 2015

Pensamientos audibles


            Cuando nuestra mente campa a sus anchas, que es casi siempre, sin la intervención de nuestra voluntad, es como si se volviera loca, es como un caballo desbocado que corre y salta sin control, y vuelve sobre sus pasos para volver a correr y a saltar, y así indefinidamente.
            Nuestra actuación ante la propia mente es muy peculiar y curiosa. La permitimos que repita y repita y repita los mismos pensamientos de manera permanente, como si con una sola vez no fuera suficiente para entenderlo.
Lo que le permite el ser humano a su mente no se lo permite absolutamente a nadie. Si cualquier persona le repitiera a otra en voz alta una y mil veces la misma cosa, de inmediato le tacharía de loca, se alejaría corriendo o le diría a la persona que visitara a un psiquiatra, porque lo más probable es que hubiera enloquecido y necesitara tratamiento.
 
Y, sin embargo, con nosotros mismos no tomamos ninguna acción, cuando nuestra mente nos hace lo mismo, repetir y repetir, y no una vez, sino una tras otra, un día tras otro.
De nada vale que se diga que somos lo que pensamos, que energías iguales se atraen, que la energía va detrás del pensamiento, es igual, el ser humano es incapaz, posiblemente por su falta de voluntad y su debilidad de carácter de trabajar para dominar a su mente. Pero os imagináis que diferente sería si los pensamientos fueran audibles.
Si fueran audibles y los podría escuchar todo el mundo. Con cinco minutos de escucha sería suficiente para que quien lo escucha actuara igual que aquel al que otro le repite siempre la misma cosa, pensaría que ha perdido la razón. Entonces sí que actuaría la persona. Porque lo que es incapaz de hacer para sí mismo, lo hace las veces que haga falta por “el qué dirán”, para evitar que piensen que está loco.
Pues imagínate que cualquiera puede escuchar tus pensamientos y actúa y tomar las riendas de la dirección de tus pensamientos. O mejor, haz que se callen, así tus pensamientos audibles serán silencio.
 
 

lunes, 29 de junio de 2015

Yo no soy ese


            Sería divertido poder observar permanentemente a una persona y comprobar cuál es su comportamiento en cada una de las facetas de su vida: como padre o como madre, como hijo, como pareja, como jefe, como empleado, como amigo intimo, como conocido, como amante, como conductor al que le acaban de dar un golpe por detrás, o como viandante al que le dan un pisotón, y siempre sin que ella supiera que es observada, por supuesto.
             Descubriríamos, sin duda, muchas personas en una. Podríamos observar cómo se va cambiando la máscara en función de la relación. Podríamos comprobar cómo ante una misma situación puede reaccionar de maneras diferentes, en función de la familiaridad que tenga con la persona. Podríamos comprobar las diferentes personalidades de una misma persona.
            Compruébalo por ti mismo. Detén la lectura y piensa como es tu comportamiento en cada una de la interacciones que tienes cada día. Repasa, honestamente, como son tus reacciones con cada una de las diferentes personas que comparten tu vida. Si crees que no hay cambios en ti, ¡enhorabuena!, es posible que te encuentres en el umbral de eso que casi todos llamamos iluminación, aunque no tengamos muy claro, a pasar de la luz, a que se refiere. Lo que sí parece claro es que si crees que nunca cambias la máscara, o que ni tan siquiera usas, estés en una de tus últimas encarnaciones en la Tierra.
            ¿Por qué decimos que si eres siempre la misma persona, sin máscaras, estás en una de tus últimas vidas?, sencillo, porque para ser siempre la misma persona, o eres un malvado, lo cual no parece ser, porque no estarías leyendo esto, o tratas a todo el mundo con amor. Y tratar a todo el mundo con amor es el único aprendizaje real que tenemos los seres humanos en cada encarnación. Si has llegado ahí, ya no necesitarás más encarnaciones.
 
            Pero no parece ser esa la moneda de cambio. Lo normal es que en nuestra mochila llevemos un buen número de máscaras que vamos intercambiando en función de con quién nos tropezamos. Pero si hay personas con las que no usamos máscaras, sino tan solo antifaces, para no tapar la cara al completo, y son las personas con las que tenemos total y absoluta confianza: Normalmente la pareja, y después los hijos. Por eso los mayores maltratos, bien sean físicos, emocionales o mentales, o las mayores faltas al respeto de las personas, se producen en las relaciones de pareja, y después en las relaciones con los hijos. Maltratos que siempre quedan a resguardo en la privacidad del hogar.
            Las máscaras van desapareciendo en función del crecimiento de la persona, o en función del envejecimiento.
La edad hace que a la persona ya no le importe esconder su carácter y exponga sin pudor su mal humor o su falta de respeto en cualquier circunstancia.
Pero lo realmente importante es cuando la persona va dejando las máscaras porque en su crecimiento, o lo que es lo mismo en la maduración de su carácter se acerca a la comprensión de que todos somos la misma cosa, de que todos somos hermanos, y trata a todos como él mismo desea ser tratado, es decir, con amor.
Incluso cercanos a este punto, es posible que aún exista una máscara más: la más cara del pensamiento. La mente, con su casi infinito poder, puede presentar pensamientos que lleguen a ruborizar a la persona, y que la hagan pensar dos veces antes de actuar para no seguir los dictados de la mente, de esa mente malvada cuando la persona está luchando contra sí misma por su propio crecimiento.
En la máscara de pensamiento la persona puede ser consciente cuando muchas personas de su entorno tienen una opinión favorable de la persona, que a esta la cuesta aceptar, por no reconocerse en dichas opiniones. Solo es la máscara del pensamiento, que también se ha de dejar.
No nos queda más remedio que ir sacando máscaras de nuestra mochila. Para ello las herramientas necesarias son amor, respeto, tolerancia, comprensión, bondad, compasión y paciencia.
No hay prisa, tenemos muchas vidas para conseguirlo.

lunes, 22 de junio de 2015

El secreto de la felicidad


Perlas para el alma

 


Creo que ya es momento de que haga público, de una vez por todas, el secreto de la felicidad: “Cambia tu pensamiento. Eres lo que piensas”. Ya está, eso es todo.

sábado, 20 de junio de 2015

Hagase mi voluntad


Si hay algo en nosotros verdaderamente divino, es la voluntad.
Por ella afirmamos la personalidad, templamos el carácter,
desafiamos la adversidad, reconstruimos el cerebro
 y nos superamos diariamente.
Santiago Ramón y Cajal

Señor dame la fuerza para fortalecer mi voluntad,
ya que con ella podré recorrer más fácilmente el camino que me lleva a Ti.
Hari Krishan
            Existe demasiado sufrimiento innecesario en el mundo, y no quiero decir con esto que pueda existir algún tipo de sufrimiento que sea necesario, no. Cualquier clase de sufrimiento es innecesario, ya que, por el momento, no se le ha encontrado ningún beneficio al sufrimiento. Y lo mismo pasa con la ansiedad, con el dolor, con el miedo o con cualquier otra emoción negativa.
            ¿Por qué entonces, si el sufrimiento es innecesario e inútil, tanta y tanta gente vive la infelicidad que les provoca esas sensaciones negativas? Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que nadie les ha explicado lo contraproducente que resulta para su salud emocional, y por extensión para su salud física y mental, mantener ese tipo de emociones en su vida.
            Pero aunque sea verdad que todos, o muchos, de los que sufren nunca han tenido entre sus asignaturas una que les enseñe cual es el camino para conseguir la felicidad, la auténtica felicidad, y no malas imitaciones, no parece suficiente razón para que sufran por una u otra causa, un día tras otro, en largas temporadas de su vida. Tampoco existe la asignatura de “el fuego quema”, pero no parece necesaria, porque la primera vez que se acerca un dedo al fuego y se siente el calor, nunca más, de manera consciente, va a acercar la persona que se ha quemado un dedo al fuego.
            Está claro que cuando los seres humanos se encuentran con “algo” que puede generar un dolor físico, rápidamente encuentran la manera de obviarlo evitando así    que le afecte.
            ¿Cómo podemos ser tan masoquistas los seres humanos? No ponemos el dedo en el fuego para no quemarnos, pero nos abrasamos en las llamas del propio sufrimiento.
No es falta, por tanto, de conocimiento, ya que el desconocimiento puede ser válido para el primer día que se sufre, pero no para el segundo. Una vez que se ha constatado que el sufrimiento, en sí mismo, y por sí mismo, no soluciona el problema por el que se ha generado el sufrimiento, parece lógico que lo que tendría que hacer la persona que sufre es no hacerlo.
            Pero habitualmente, no es así. La persona sabe que está sufriendo, es perfectamente conocedora de que con esa emoción no va a solucionar ningún problema, pero le da igual, sigue sufriendo, y no solo sigue sufriendo, sino que se regodea en su dolor dándole cada vez más importancia, más fuerza y más energía a la emoción, y lo sigue haciendo hasta conseguir enfermar su cuerpo físico.
 
            ¿Cuál es entonces la causa por la que las personas se van autodestruyendo lentamente?
Es la falta de voluntad.
            La voluntad que es esa capacidad que tienen los seres humanos para hacer las cosas de manera intencionada, para gobernar sus actos, para decidir con libertad el tipo de conducta con el que se van a conducir en la vida, no existe en la inmensa mayoría de los seres humanos. O mejor, no existe para todo lo relacionado con sus emociones, sus hábitos o sus instintos.
            Los seres humanos son marionetas de sí mismos movidos por los hilos de sus deseos, de sus emociones, de sus hábitos y de sus instintos.
            Los seres humanos parecen tener una voluntad de hierro para levantarse antes que el sol para realizar un trabajo, que en muchas ocasiones, no les agrada en absoluto, y por el que además reciben un sueldo de miseria. Es decir, tienen voluntad para ser esclavos, pero son absolutamente indolentes para ser amos. Por eso siguen siendo esclavos de sus emociones, sin fuerza y sin poder para liberarse y liderar su vida emocional, de la misma manera que son incapaces de liberarse de vicios, de hábitos y de instintos, que al igual que las emociones les va destruyendo su cuerpo físico lentamente.
            ¿Qué hacer entonces? Pues poca cosa se puede hacer. No se puede sanar a quien no quiere ser sanado, no se puede incrementar la voluntad de una persona como si fuera la memoria de una computadora, así que solo queda esperar a que la persona abra los ojos, sea consciente de su autodestrucción y pida ayuda. En ese momento hay que volcarse en ayudar. 
 

Sufrimiento


Perlas para el alma

 

                      ¿Cómo podemos ser tan masoquistas los seres humanos? No ponemos el dedo en el fuego para no quemarnos, pero nos abrasamos en las llamas del propio sufrimiento.

viernes, 12 de junio de 2015

¿Sanación? no gracias


            ¿Qué pensar de una persona que acude a un terapeuta, posiblemente porque no ha encontrado alivio a sus problemas con la medicina tradicional, y ante la  indicación del plan de trabajo a realizar presentado por este, contesta que no tiene tiempo?
            Parece lógico pensar que la persona no quiere solucionar los problemas que, en un principio, parece que quería solucionar con su visita.
Así es el ser humano. La inmensa mayoría, en realidad, no busca la sanación, lo que busca es un milagro. Y si, los milagros existen, pero sólo se dan cuando se piensa, se habla y se actúa desde el alma, es decir, cuando se vive en sintonía con el alma, cuando se vive en sintonía con el Universo, en definitiva, cuando se vive en sintonía con Dios.
            No son conscientes los seres humanos de que su ritmo de vida, el nulo control que tienen sobre sus pensamientos, sus emociones desbocadas, la voracidad de sus deseos, y la falta de amor y de respeto hacia sí mismos, y por añadidura hacia los demás, son las causas responsables de sus múltiples enfermedades, tanto físicas como emocionales.
            La vida de la inmensa mayoría de las personas es un caos en sí misma, centrada en unos objetivos ficticios y pocas veces alcanzados, porque no saben cómo hacerlo, lo que genera una infinidad de emociones, que más que negativas, son negras, oscuras, espeluznantes. Todos desean ser amados, pero no aman; desean que llegue a ellos la riqueza, pero no dan; desean ser comprendidos, pero critican sin conocimiento a todo lo que se mueve; desean ser respetados, pero pisotean los más elementales derechos de los demás; desean ser felices y buscan la felicidad en la consecución de sus deseos y en los estercoleros emocionales, que es lo que conocen por ser donde habitualmente moran.
            La energía que reina en los campos energéticos de esa inmensa mayoría es la soledad, la ansiedad, el estrés, la rabia, la desilusión y el miedo.
            Es con esa energía con la que están alimentando, no solo sus cuerpos emocional y mental, sino también su cuerpo físico. Es difícil por lo tanto pretender que unas pastillas sanen la soledad o la ansiedad, o la  desesperación o el miedo. Si acaso, lo que pueden conseguir es esconder los efectos, pero la causa, que es el caos en que se encuentra inmersa la persona seguirá machacándola de manera despiadada.
            A la vista de esto, parece claro donde se encuentra la sanación. La sanación se encuentra en un cambio de vida, en un control del pensamiento, en no desear compulsivamente.
            El cambio de vida, o de ciertos aspectos de la vida parece imprescindible. De todos es sabido que si siempre se hacen las mismas cosas, el resultado siempre será el mismo. Si se quiere cambiar el resultado, algo habrá que cambiar por el camino. Pero aun así, conociendo esto, la gente no está dispuesta a cambiar, por un sinfín de razones en las que no merece la pena entrar, aunque la primera y principal parece ser el miedo. Pues bien, aun tienen otra alternativa, ya que no aman esa vida que no quieren cambiar, lo que les queda es aceptarla.  
   

miércoles, 3 de junio de 2015

Gracias, gracias, gracias Señor


Gracias le doy a la Virgen
gracias le doy al Señor
porque entre tanto rigor
y habiendo perdido tanto
no perdí mi amor al canto
ni mi voz como cantor.
José Hernández
                    Ayer mi mente perversa comenzó a darle vueltas y vueltas a algo que parecía un problema. Y que con el paso del tiempo, dejo de parecer un problema para convertirse en un problema Como afortunadamente conozco la técnica para permitir que se desvanezcan los pensamientos, comencé a trabajar, llevando la atención a la respiración, inhalando, exhalando, sintiendo como entraba y salía el aire, en definitiva medité y medité en mi respiración, me hice terapia a mí mismo, volvía a meditar, pero no, el pensamiento se iba un momento y volvía al siguiente con más fuerza. Sabía que seguir en esa rueda de pensamiento iba a atraer eso que me estaba asustando, pero no podía con el pensamiento.
                    Me acosté meditando y conseguí dormir, más fácilmente de lo que hubiera podido predecirse. Lo último que recuerdo antes de dormir fue mi oración: “Señor, ya sé que la solución está en mí, pero ayúdame a encontrarla”. Desperté a las tres y media de la mañana con una opresión en el pecho y el mismo pensamiento. Me asusté, no por lo que pensaba, no por la opresión, sino por estar inmerso en una vorágine de pensamiento que yo creía haber superado hacia tiempo. Decidí levantarme para meditar, no para eliminar el pensamiento, sino para encontrar la solución.
                    ¡Y llegó! En diez minutos, (no exagero nada), supe exactamente lo que tenía que hacer, y lo hice, con la sensación de que habían oído mi plegaria y habían hecho llegar a mi mente el pensamiento adecuado para solucionar el problema.
                    Desde ese momento hasta ahora, doce horas después, me siento embriagado por una energía de amor y agradecimiento hacia Todo, que me esta haciendo repetir dentro de mí, de manera casi permanente “Gracias Señor”.
                    Y sentado delante de la computadora para hacer otras cosas, me encontré con la entrada sobre la gratitud que viene a continuación. Me sentí tan identificado que me he permitido volver a colgarla.
                    Gracias.
 
                    La gratitud es el arte de saborear la vida con dulzura, es aceptar, es disfrutar, es trabajarse uno mismo. 
                    Un alma recién llegada al cielo se encontró con San Pedro que salió a recibirle. El santo llevó al alma a realizar un  recorrido por el cielo. Ambos caminaron paso a paso por unos grandes espacios llenos de Ángeles. San Pedro se detuvo frente a la primera sección y dijo: “Esta es la sección de recepción. Aquí son recibidas todas las peticiones hechas a Dios mediante la oración”. El alma miró la sección en la que muchos Ángeles estaban muy ocupados clasificando peticiones escritas en voluminosas hojas de papel, solicitadas por personas de todo el mundo.
                    Siguieron caminando hasta que llegaron a la siguiente sección y San Pedro le dijo: “Esta es la sección de embalaje y entrega. Aquí las bendiciones que la gente pide, son embaladas y enviadas a las personas que lo solicitaron”. El alma vio como estaban de ocupados en la sección. Había tantos Ángeles trabajando en ella como tantas bendiciones estaban siendo embaladas y enviadas a la Tierra. Finalmente, se detuvieron en la última sección, en la que un solo Ángel permanecía ocioso haciendo muy poca cosa. “Esta es la sección del agradecimiento” dijo San Pedro. “Pero ¿cómo es que hay tan poco trabajo aquí”, preguntó el alma. “Esto es lo peor”, contestó San Pedro, “después de que las personas reciben los dones y las bendiciones que pidieron, muy pocas envían su agradecimiento”. “¿cómo se agradecen las bendiciones de Dios?”, “simple” contestó San Pedro, “Sólo tienes que decir: Gracias Señor”.
                    Dar las gracias a Dios, decir como decía San Pedro: “Gracias Señor”, se convierte en una oración increíble por su fuerza y en un regalo de amor. Quien pronuncia las "gracias" de esta manera, comprende que nada en esta tierra le pertenece, y que todo es un regalo de los seres que velan por nosotros.
                    La gratitud es necesaria para entrar en una auténtica relación con Dios o con la persona que nos haya agraciado. "Gracias" es una palabra que une al cielo y la tierra. Cuando el agradecimiento es sincero,  está lleno de fuerza vital, y hace que se activen el chakra del poder personal, (el chakra solar) y el chakra del amor, (el chakra cardiaco).
                    El valor de la gratitud se ejerce cuando una persona experimenta aprecio y reconocimiento por otra que le prestó ayuda. No consiste, necesariamente, en “pagar” ese favor con otro igual, sino en mostrar afecto y guardar en la memoria ese acto de generosidad. 
                    Hay que aprender a agradecer. El agradecimiento siempre es interior, y después se puede expresar con palabras y con acciones. Recuerdas la historia de los diez leprosos. Solo uno regresó a darle gracias a Jesús por su curación milagrosa. Jesús lo puso por ejemplo y se entristeció por los otros nueve.
Recuerda: “Somos lo que pensamos”, “dar y recibiréis”. Dar las gracias por todas las bendiciones que estás recibiendo de manera permanente, te pone en condiciones de recibirlas a manos llenas.
El descontento estrecha la vida, mientras que la gratitud la expande, la aumenta, incrementa la alegría, y abre las puertas del infinito, abre las puertas del amor. Aquellos que reciben amor con gratitud lo reciben doblemente, mientras que quienes están descontentos lo pierden. La gratitud es el arte de saborear la vida con agrado; es también una aceptación inteligente y trabajo sobre uno mismo. 
 Aprende a usar una fórmula infalible. “Por favor” para pedir, “Gracias” al recibir. Piensa y reconoce todo aquello que recibes de los demás. Exprésalo a tu estilo: con palabras, con un abrazo, como te apetezca, pero exprésalo.
Ejercicio Esenio de purificación y  salud, agradeciendo:
Habría que hacerlo en el exterior, pero puedes intentarlo en tu espacio de meditación.
Empieza sintiendo la Tierra bajo tus piernas y tus nalgas y tus pies, sintiendo que te llena de energía, que te sostiene la Tierra.
Sintiendo la Tierra piensa en el origen de tu alma encarnada.
Siente el cielo infinito sobre ti, siente como te inspira, como te eleva.
Sintiendo la energía del cielo, piensa que eres eterno, que eres un alma.
Siéntete como una unión viviente entre las fuerzas del cielo y la Tierra. Coloca las manos juntas delante del pecho en el mudra de oración.
En esa postura permite que una hermosa luz que procede del cielo fluya a través de ti, llegando a la Tierra.
Repite en silencio dentro de ti:
“Madre Tierra, yo te ofrezco mi agradecimiento con todo mi corazón, y a través del corazón de todos los hombres y mujeres.
Que todos los seres que llevas en tu seno, protejan, alimenten y bendigan todo lo que crece”.
Permanece un momento en silencio, respirando lentamente, sintiendo como se expande tu corazón por esa expresión de agradecimiento.
Sigue diciendo en tu interior:”Madre Tierra, elimina mis enfermedades y mis faltas según tu voluntad para recibir la bendición del espíritu divino y transmitirla a todos los seres vivientes según tu voluntad”.
Mantente en silencio, mientras dejas que la Tierra te purifique.
Piensa en tu alma, siente tu conexión con ella, y repite dentro de ti: “Con amor y gratitud te ofrezco  mi amoroso agradecimiento lleno de Luz a la Madre Tierra.
A la Madre Tierra gracias.
Al agua de la vida, gracias.
Al aire que nos mantiene la vida, gracias.
Al fuego sagrado, gracias.
A los minerales, gracias.
A las plantas, gracias.
A los animales, gracias.
A la humanidad que camina por el sendero de la evolución, gracias.
A todos los ángeles, gracias.
A la Inteligencia que creó mi pensamiento, gracias.
Al océano de Amor que creó mi sensibilidad, gracias.
A la Vida Universal que impregno mi futuro con la semilla de la individualidad, gracias.
A todo los seres del mundo, gracias.
A mis padres, gracias.
A mi pareja, gracias.
A mis hijos, gracias.
A mis hermanos, gracias.
A mis amigos, gracias.
Gracias Señor, porque eres la Única Fuente que unifica a todos los seres”.
Haz una leve inclinación de cabeza y repite “Amen”.
 
Permanece en meditación el tiempo que te apetezca. 

Con esta práctica se desarrolla una mayor sensibilidad hacia todo lo creado y hacia el mundo superior