El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




domingo, 19 de octubre de 2014

El diario de Patricia (7)


Más sobre mis sueños
No había contado a nadie sobre esos sueños tan extraños y recurrentes. Una vez le conté a mama, se sorprendió, y como todo lo ve por el lado positivo dijo “son angeles”.
Por medio de una tía que vive en Puno contacte con unos jóvenes que practicaban “medicina cuántica y telequinesis terapéutica”, vivían en Tacna, pero se desplazaron a Puno porque mi tía logro reunir a diez personas entre parientes y amigos para que ellos los atendieran.
Atendieron en casa de mi tía. Cuando llegó mi turno, me recosté en un sofá. Entraron uno por uno, y lo primero que hacían era preguntarme que soñaba, les conté esos extraños sueños, y enseguida me dieron un diagnóstico: Son seres extraterrestres que te quitan energía, según lo que entendí los extraterrestres se alimentaban de mis miedos y depresiones. Es decir que ellos me habían enfermado.
Es todo lo que dijeron y comenzaron lo que era su tratamiento. Se movían como si jalaran algo de mi cuerpo, todo eso sin que me tocaran un pelo, no sé si era la impresión de ver los ademanes de que sacaban cosas de mi cuerpo, sin tocarlo, que por un momento sentí como si realmente jalaran algo de mi columna.
Algo que para ellos era muy importante era invocar al padre Yahveh, no a Jehova, ni decir simplemente Dios porque de esto, decían, se aprovechan los espíritus malignos.
De ellos aprendí a comprender lo locos que somos los equivocadamente llamados animales racionales, digo así porque no somos nada racionales y que a lo largo de la historia nos hemos encargado de matarnos los unos a los otros en nombre de Dios, en nombre de la patria, por un pedazo de tierra, y que básicamente estamos dominados por intereses económicos, políticos, sociales que únicamente buscan hacerse más ricos de lo que son.
Entre ellos se encuentran la mafia farmacéutica encargada de volver a los pacientes en enfermos crónicos porque eso les conviene.
Tanto así que no quieren que se descubra la cura del cáncer, así pueden seguir ganando con las quimioterapias, algo que pocas veces da resultados óptimos.
Además esta industria medica ve al ser humano como un ente meramente físico sin espíritu o sin emociones, emociones que van a influir en el cuerpo, hasta desarrollar enfermedades.
Honestamente creo que hay gente muy mala cuyo único dios es el dinero y el poder.
Pero así como hay gente mala también hay gente buena, ying y yang, como todo en la vida. Pero como lo importante es que también hay amor, enfoquémonos en eso.
Sobre reproducirse:
Dicen que nunca es tarde para nada, sin embargo, si lo puede ser para ser madre, puesto que la biología no espera, y yo ya estoy en base tres aunque no lo parezca. Casi todas mis amigas de secundaria tienen bebes, aun así no me nace ese sentimiento de ser madre, pero sé que en un determinado va surgir ese anhelo, que supongo toda mujer tiene en el fondo de su ser. Pero bueno yo por hoy no quiero bebes.
Aun me quedan interrogantes y misterios por resolver: Antes tengo que amarme a mí como soy, y no me refiero a la enfermedad, sino me refiero a amarme más allá del cuerpo.
He escuchado decir a gente que tiene hijos que apenas te confirman el embarazo aflora un gran amor de dentro de ti, tan inmenso es ese amor que podrías dar la vida por tu hijo.
No sé porque, pero a esta hora entre las cinco de la tarde y las siete de la noche siento una paz inmensa, una gratitud con la vida, con Dios o como lo quieran llamar, es algo para lo cual no hay palabras, es como esa sensación de paz, en la que ayudas a alguien que lo necesita de verdad.
A propósito de ayudar, olvide contar que actualmente estoy ayudando en un centro educativo de niños especiales. No hago gran cosa, pero algo es algo, ahí junto a esos angeles, soy muy feliz, porque aunque faltan manos, sobra amor.
Hace más de dos años en una conocida emisora de radio escuché una voz cálida. Así conocí a Maritza la persona que dirige ese centro. Una persona como pocas, entregada a su trabajo y dotada de una paciencia infinita, ella junto a dos profesoras más son las encargadas de los más de quince niños y púberes de ese centro.
Actualmente aquí hay niños Down con retardo y otros que poco importa como los clasifiquen los médicos. Lo que de verdad importa es su esencia y esa en ellos es muy pura, además más tontos son los que creen que ellos son tontos ellos son súper inteligentes, hasta los que dicen los médicos “retardo mental” tienen un poder de concentración grande, y para qué hablar de su capacidad de dar amor, claro está, todo esto gracias a una adecuada estimulación temprana.
            Como toda persona tienen sus momentos de mal humor, pero los hiperactivos me llaman la curiosidad, no paran nunca, parece que les hubieran implantado el chip de no sé que hormiga o algo  parecido, me pregunto cómo dormirán ellos, es seguro que lo hacen como una piedra después de tanto saltar, correr, brincar, empujar, etc.
Soy consciente de que estoy solo unas horas con ellos y posiblemente por eso me parecen tan lindos, intento a veces ponerme en el lugar de sus padres, abuelos tíos, según la persona que esté encargada del niño. Supongo que no debe ser nada fácil vivir el día a día y más de una vez se les habrá acabado la paciencia, es comprensible.
Este año cuando llegué no encontré a una dulce niñita que podría decirse era mi fan número uno, apenas entraba me tomaba de la mano, me jalaba a  su lugar favorito. Cuando veía temblar mi mano me la cogía y la besaba como ella, supuestamente una niña con retraso mental, sabía para curar el amor es lo importante, ella quizá nunca podría resolver un problema de geometría, pero sabía lo esencial para curar el alma.
Pero, ¿A quién le sirve un ejercicio de geometría para la vida practica?, ¿A quién? Deberían enseñarnos a amar como esa niña. ¡Es todo lo que necesitamos aprender!
Por un momento se me ocurrió la  idea, no sé si boba, de que en la escuela en vez de enseñarnos cosas tan inútiles, debería de haber un curso de introducción al amor, otro seria amor nivel uno, otro amor nivel dos, y es seguro que el mundo sería un lugar más habitable.
Pero eso sería algo absurdo, porque  el amor es como respirar, es parte de nosotros. Somos un pedacillo de amor, solo que lo hemos olvidado, y se nos ha olvidado por tomarnos demasiado en serio el papel que nos tocó vivir en la vida.
 

La Regla de Oro



Perlas para el alma


Cuidado con lo que piensan, cuidado con lo que sienten, cuidado con lo que dicen, cuidado con lo que hacen. Imaginen que la persona que está delante de Vd., es Vd. misma. Piense, sienta, diga y haga lo que le gustaría que pensaran, que dijeran y que sintieran de Vd., y que hicieran para Vd.



La vida es ilusión


Perlas para el alma


Algunos de Vds. sufren la vida en lugar de disfrutarla. Recuerden que la vida sólo es una ilusión, recuerden que la vida es como una obra de teatro en la que cada uno de Vds. está interpretando un papel.

sábado, 18 de octubre de 2014

Cambio


Perlas para el alma
 

Si sufren Vds. por algún aspecto de su vida, pueden hacer una de estas dos cosas: Aceptar la situación o cambiarla. Pero hagan algo, ya que si no van a seguir sufriendo.

viernes, 17 de octubre de 2014

Es necesario el sufrimiento


El que no ha sufrido no sabe nada;
no conoce ni el bien ni el mal;
 ni conoce a los hombres ni se conoce a sí mismo.
Fénelon

¿De qué valdría la vida si no sufriéramos?, no valdría de nada, ya que el aprendizaje deviene del sufrimiento, y venimos a la vida, no sé si decir a aprender que somos uno con Dios, o sencillamente a recordarlo. De cualquier forma, teniendo en cuenta que al llegar a la vida humana olvidamos completamente quiénes somos y de donde procedemos, lo mismo nos da aprender que recordar.
Pero imaginar que se aprendería de una vida en la que desde el primero hasta el último día no existiera ningún tipo de desencanto, ni de desencuentros, ni de dolor, ni de tristeza, ni de sufrimiento. No habría aprendizaje ya que no existiría ese momento de reflexión, producto de la desesperación, en la que el ser humano inicia su andadura con una sola interrogante, ¿Por qué?
No habría pregunta, ya que en los momentos de felicidad, no conozco a nadie que se pregunte ¿Por qué esta felicidad?, ¿Por qué esta vida de lujo?, ¿Por qué mi vida es tan perfecta?
Afortunadamente no existe este tipo de vida, ya que incluso en la vida más perfecta que uno pudiera imaginar aparecería la enfermedad, la mentira, la envidia, el rencor, el dolor y la muerte.
Es necesario, es imprescindible el dolor y el sufrimiento para la evolución y para el crecimiento del ser humano, es necesario para tomar conciencia de la Verdad Divina, para tomar conciencia de que estamos viviendo una ilusión. Al olvidar lo que somos al encarnar, (Uno con Dios), nos damos la oportunidad de experimentar el dolor de la separación de Dios. Es en la creencia de nuestra separación cuando vemos a los que nos rodean como potenciales enemigos, de los que nos tenemos que defender, y son ellos, o por ellos por los que sufrimos, ya que a través de ellos se están generando las condiciones emocionales por las que sentimos todo tipo de sufrimiento: culpabilidad, miedo, ansiedad, perdidas, y un innumerable etcétera.
 
Es gracias a este dolor y a este sufrimiento que despertamos y volvemos a recordar lo que realmente somos. Somos seres divinos, somos uno con Dios, todos somos lo mismo, todos estamos embarcados en la misma misión, todos somos hermanos. Pero hasta que llegue el momento de despertar, hasta que seamos conscientes de que esto solo es un sueño, intentemos, al menos, en nuestro sueño de la vida reflexionar sobre lo que realmente nos está haciendo sufrir, y comprenderemos, que por muy duras que nos parezcan las causas, no ganamos nada, (hablando en términos físicos), por alargar el sufrimiento días y días. La enfermedad no remite con el sufrimiento, el ser querido que ha muerto no vuelve por mucha pena que se genere, el dinero no se alarga por mucho que se sufra, el amor perdido no volverá a pesar del llanto.
Necesitamos sufrir porque es la espoleta para el crecimiento, pero un sufrimiento extremo, una explosión de sufrimiento permanente, sin conciencia de lo que somos, nos empequeñece aun más.

jueves, 16 de octubre de 2014

La vida es un milagro


            Vivimos en sociedad, somos seres sociales. Los seres humanos nos necesitamos unos a otros, y formamos colonias con relaciones más o menos estrechas según sea nuestra relación familiar y nuestro grado de afinidad en trabajo, amistad, relaciones, etc. Y es justamente debido al contacto que mantenemos con el resto de seres humanos lo que hace que un sinfín de emociones se vayan generando en nosotros.
            Las emociones y los sentimientos que vamos generando en nuestras relaciones prácticamente determinan como es nuestra vida. Determinan la felicidad y el sufrimiento, determinan el miedo y el amor, determinan la ira, el rencor o la rabia, de la misma manera que determinan nuestra paz interior, determinan también sentimientos de culpa, determinan la sensación interior de poder, de valía personal,  de inferioridad, determinan, en fin, un amplio abanico de sentimientos.
            Y es lógico que nuestras reacciones con cada una de las personas con las que nos relacionados, sean una consecuencia de cómo nos hace sentir esa persona: Reprimimos ira, guardamos resentimientos, nos sentimos culpables, quitamos razones, juzgamos, condenamos, proyectamos, nos escondemos por miedo, creemos que no somos merecedores de algo, nos sentimos víctimas, etc., etc. Se nos olvida que todo es energía, que estas emociones y estos sentimientos también lo son, y lo que va haciendo esa energía es generar bloqueos en nuestro cuerpo energético, lo cual es el preámbulo de enfermedades en el cuerpo físico.
            ¿Qué pasaría si no sintiéramos ira, si no juzgáramos, si no nos sintiéramos culpables, si no tuviéramos ninguna de las emociones que surgen en el trato con cada persona? No habría bloqueos de energía, seriamos más felices, por no decir completamente felices, el cuerpo físico tardaría más en enfermar, y es posible que con enfermedades menos agresivas.
 
             Para esto solo hay que cambiar la energía de la situación. Para cambiar algo, es necesario, en primer lugar ser consciente, es necesario conocerlo. El solo hecho de reconocerlo hace que comience la transformación, hace que esa energía cambie porque debajo de cada emoción o sentimiento destructivo está nuestra propia esencia, está el amor.
Solo hay que aceptar cada situación. Cada persona que comparte su vida con nosotros está cumpliendo el Plan establecido por ambos para el aprendizaje, para la sanación, para la evolución, para lo que hayamos determinado antes de venir a la vida. Y en ese Plan bien puede haberse concretado que una de las personas hará que la otra genere un determinado sentimiento destructivo, del tipo que sea, para que se sane, para que crezca, para que evolucione. Sin embargo, embargada por el sentimiento, la persona es incapaz de ver más allá, y puede pasar la vida sin hacerse consciente del trabajo a realizar.
Cambia la perspectiva, y cambiará la dinámica de tu vida. Comienza a verlo todo como una parte del Plan establecido, Plan que olvidamos al encarnar. Viéndolo así, ya no hay ni víctima ni verdugo, solo hay dos actores interpretando un papel, el papel de la vida. Verlo de esa manera hace que en todo aparezca la energía del amor, verlo de esa manera es ver la Perfección de Dios en cada acontecimiento de la vida.
 

miércoles, 15 de octubre de 2014

Pensamientos


            Los pensamientos no son más que energía. Son nubecitas de energía que se encuentran en una de las capas del aura, el cuerpo mental.
El acto de tener un pensamiento concreto pone en vibración el cuerpo mental. Esta vibración se transfiere a la materia astral de la persona, desde aquí afecta a las partículas etéricas del cerebro, y por medio de estas, pone en acción la materia gris más densa del cuerpo físico, y así se expresa un pensamiento. Todos estos pasos son los que se realizan para que un pensamiento se convierta en conciencia activa en el cerebro físico.
El pensamiento en nosotros, es el que actúa, el que crea y cumple los decretos de la voluntad. La persona puede crear en sí misma cualquier cualidad deseada, mediante pensamiento sostenido y concentrado, mediante la meditación.
Pero la mente de la persona que es incapaz de eliminar vacilaciones y que deja sus problemas sin resolver, no puede ni alcanzar concentración ni meditar.
La materia mental, igual que cualquier otra, está sujeta a las leyes de hábito, y es posible entrenarla mediante práctica constante, hasta que se habitúe a quedar estable, para de esta manera, poderla moldear a voluntad y convertirla en un sirviente obediente del verdadero ser.
El mejor medio y más rápido para dominar la divagación de la mente es, sin duda, el empleo de la voluntad.
            El poder de concentración se puede adquirir en la vida cotidiana, enfocando toda nuestra atención sobre lo que hacemos; poner en ello todo nuestro poder y ejercitarlo lo mejor que sabemos. ¡Fíjate, estamos hablando de meditación!
No debería pasar un solo día, sin practicar ejercicios para la mente, ya que sólo mediante el ejercicio se fortalece; el abandono significa siempre debilidad y, con el tiempo, atrofia. Es como cualquier músculo, si lo ejercitas se fortalece.
Cuando no ejercitamos la mente permanecemos atados a sus antojos, y uno de los antojos más apetecidos por la mente son las preocupaciones. ¿Qué es una preocupación? Podríamos decir que una preocupación es el proceso de repetir la misma línea de pensamiento una y otra vez, con ligeras modificaciones, sin llegar a un resultado determinado; y, a veces, sin ni siquiera buscarlo.
            Incluso la misma palabra la define: Pre-ocupación, es decir, ocuparse antes de tiempo.
 
            La mente no quiere perder el control, y para eso necesita estar siempre trabajando. Una buena manera, para ella, es sacar un tema a la luz, y darle vueltas y más vueltas. Por supuesto que no quiere llegar a ningún resultado, ya que entonces se acabaría lo que ella considera su control. Y la persona, que normalmente carece de voluntad y de carácter, no puede enfrentarse a ella, ya que ni siquiera sabe, en la inmensa mayoría de los casos, que está siendo dominada por la mente.
El resultado de esto, es una persona preocupada, dándole vueltas al mismo tema de manera permanente, hablando a todo el mundo de “su problema”, “de cómo puede ser”, “de lo infeliz que se siente”, “de lo injusta de la vida”, etc., etc.
“Somos exactamente lo que pensamos”. ¿Qué será entonces una persona imbuida en una misma línea de pensamiento permanentemente? Pues será lo que su mente la va presentando: Será un reflejo de su preocupación.
Energías de la misma calidad se atraen, con lo cual, la persona está atrayendo a su vida, justamente aquello que ocupa su mente una hora tras otra. Está diseñando su vida con su preocupación.
¿Qué hacer? Lo primero es ser consciente del dominio que la mente está ejerciendo, y una vez consciente, es momento de ponerle remedio.
Un remedio rápido para salir de la preocupación es ser consciente de la respiración. Como el pensamiento es energía, lo que ocurre manteniendo el pensamiento, es alimentarle, es darle más energía. De nada vale decir: “No quiero tener este pensamiento”, porque vas a seguir teniéndolo. ¿Qué pasa cuando alguien te dice que no pienses en un elefante blanco?, pues que lo primero que viene a tu mente es justamente eso, un elefante blanco.
Lo que se ha de hacer para dejar de alimentar el pensamiento es llevar la atención a otro punto, y el mejor es la respiración, ya que es algo que siempre está en nosotros. Llevando la atención a la respiración, sintiendo el aire que entra y el aire que sale, sintiendo donde roza el aire en las fosas nasales al entrar y al salir, sintiendo la diferencia de temperatura entre el aire que entra y el que sale, se deja de dar energía al pensamiento, y este desaparece. Es posible que retorne al cabo de pocas respiraciones, es igual, para eso está la voluntad, se vuelve a la respiración todas las veces que sea necesario.
Sin embargo, la  mejor manera de deshacerse de un canal de preocupación, es llevar a la mente el pensamiento opuesto. En ese momento, la persona, está utilizando “su voluntad”, está “fortaleciendo su carácter”, está “tomando las riendas de su vida”, está “comenzando a caminar por el camino de la felicidad”, está “tomando fuerzas desde su interior”, está “acercándose a Dios”.
Pero, a veces, no se sabe muy bien cuál es el pensamiento opuesto al pensamiento de la preocupación, e incluso aunque se sepa, puede ser difícil mantener el pensamiento contrario. Por ejemplo: El canal de preocupación de una madre, puede ser producido por que el niño no estudia lo suficiente y no va a superar el curso. ¿Cuál es el pensamiento contrario?, ¿Pensar que el niño es muy listo y estudia mucho? Si, ese es. Pero la realidad va a golpear a la madre, ya que el niño va a seguir sin estudiar, además la madre va a atraer, debido a su preocupación más desidia y menos ganas de estudiar para su hijo. Entonces ¿Qué? Lo que ha de procurar la madre, además de todas las acciones que haya puesto en marcha para que el hijo estudie, es sacar la preocupación de la mente, y lo mejor, ya que el pensamiento contrario es difícil de mantener, es reflexionar en meditación sobre un pensamiento mucho más grande tal como: Yo Soy Paz, Yo Soy Amor, Yo Soy Alegría, Yo Soy el Alma. Y no solamente en meditación, se puede mantener ese pensamiento a lo largo de todo el día.
A medida que se va reflexionando, la Paz, la Alegría y el Amor van a envolver a la persona, con lo cual va a ir desapareciendo cualquier tipo de preocupación.
Porque no solamente hay que dominar a la mente para aprender a pensar, sino también  hay que aprender a dejar de pensar a voluntad. Dejar de pensar a voluntad se consigue cuando la persona lleva la atención a su interior.
Todo esto es mucho más fácil meditando. La meditación es lo contrario a la preocupación, ya que meditar es dirigir a la mente concentrada y fijamente, a cualquier objeto. Y ¿Qué mejor objeto que la paz, el amor y la alegría?
 

sábado, 11 de octubre de 2014

La muerte nos iguala


            Imagina que te proponen una vida sin enfermedad, sin dolor, sin hambre, sin sed, sin cansancio, sin tener que trabajar, sin hipotecas, sin necesidades de ningún tipo, incluido de dinero, sin sufrimiento, con una inmensa sensación de felicidad y amor permanente, pudiendo conversar con tus antepasados y con tus contemporáneos, con la posibilidad de desplazarte únicamente con el pensamiento, y un sinfín de facilidades más. ¿No firmarías de inmediato?
Claro que a todo esto habría que añadir que sin cuerpo. No sé si con esta nueva condición seguirías firmando.
Efectivamente, ese estado tan fantástico es el estado de vida fuera del cuerpo, es ese estado al que, muy posiblemente, temen llegar casi todos los seres humanos, porque es el estado al que llegamos después de la muerte del cuerpo.
¿Por qué el miedo?, ¿No son suficientes los motivos del primer párrafo para desear ese estado?
Es perfectamente comprensible el miedo en los seguidores de casi todas las religiones, ya que auguran a sus socios las mayores desgracias después de la muerte, pero no deberían de sentir miedo el resto de mortales, además la vida en el cuerpo es nada más que un ratito comparado con el tiempo, eterno, que pasamos al otro lado.
 
Nosotros no somos estos cuerpos que perecemos, los cuerpos son sólo trajes que usamos por un tiempo y luego desechamos. Somos almas inmortales. La perfección de Dios es también en nosotros, pues vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser en Él. Pero somos inconscientes de nuestra Naturaleza Divina, y así seguiremos hasta que no despertemos a ella, y eso, normalmente, no va a pasar hasta que dejemos el cuerpo.
Cuando dejamos el cuerpo, todos somos iguales, los políticos, los ladrones, los asesinos, los embaucadores, el santo y el demonio, todos, porque todos vivimos en el Padre, y todos sentimos el mismo amor, la misma alegría y la misma felicidad, con independencia de lo que hayamos hecho en nuestro ratito de vida en el cuerpo.
Ya volveremos otros ratitos a la vida del cuerpo para ir arreglando lo que estropeamos con anterioridad, ya que el mal que hicimos con anterioridad debe ser equilibrado con el bien. Este proceso de siembra y cosecha se llama Karma. Es la ley del reajuste, que el ser humano pone en funcionamiento con cada uno de sus pensamientos, con cada palabra y con cada acción.
Hay algo que casi nadie discute, aunque para muchos no sea más que una palabra no integrada en su vida, somos un alma, y todas las almas somos iguales. A pesar de las diferencias de nacimiento, diferencias de raza, credo, sexo o color; de bondad o maldad, todos los seres formamos una fraternidad indivisible. Todos nosotros, altos o bajos, sabios o ignorantes, lo somos durante ese ratito que dura la vida en la materia.
Nacemos y morimos una y otra vez, con el único objetivo de aprender a vivir desde nuestra divinidad. Las distintas vidas solo son un aprendizaje, en las que vamos pasando en cada una de ellas por el parvulario, la primaria, la secundaria y la universidad, en donde por medio del trabajo y el aprendizaje, lentamente vamos desarrollando nuestras facultades. No es posible vivir la Naturaleza Divina en nosotros con las experiencias de una sola vida. Por eso reencarnamos una y otra vez. Entramos en la vida, nacemos, crecemos, actuamos, terminamos nuestro trabajo y retornamos. Nuestro retorno es muerte. Y en nuestro retorno, todos, volvemos a las mismas condiciones.
Si fuéramos conscientes de esto, el mundo sería otra cosa, sería más equitativo, sería un mundo en el que todos tendríamos las mismas oportunidades de acceso a las riquezas del planeta, a la educación, a la sanidad. Un mundo en el que todos sentiríamos alegría por ver la felicidad de otro ser humano, un mundo en el que sentiríamos a nuestro prójimo como nuestro hermano.
Sería un mundo lleno de Amor.

viernes, 10 de octubre de 2014

Desapego (y 2)


……………. Continuación.
¿Cómo trabajar el desapego? El desapego es una cuestión de actitud, y para trabajarlo son necesarios algunos ingredientes, como pueden ser la aceptación, la comprensión, la gratitud y el amor.
La dependencia emocional es quizás una de las más poderosas formas de apego, y más difíciles de eliminar. La dependencia emocional, como todo, nace de un patrón mental. Pensamos que somos incapaces de vivir en soledad, y eso hace que desarrollemos la necesidad de estar siempre acompañados. Podemos incluso necesitar la compañía, sin ser conscientes de esa necesidad, y se disfraza en muchísimas ocasiones de emociones, como pueden ser el amor y el cariño, que nada tienen que ver con lo que se siente realmente. Cuantas parejas viven en la más absoluta infelicidad por ese autoengaño. Y no es demasiado difícil liberarse de esa necesidad, casi enfermiza, de compañía. Sólo hay que cambiar el pensamiento y decir en nuestro interior, de manera repetitiva: “Yo Soy feliz en soledad”.
Existe otro tipo de dependencia emocional, y es la creencia de que los demás nos necesitan y no les podemos dejar solos. Eso no solo es apego, es también una manera de control. Dejemos que los demás vivan su propia vida, dejemos que vivan su propio aprendizaje, dejemos que vivan sus propias errores, y ayudémosles solo si solicitan nuestra ayuda.
Permanecer alerta a nuestros pensamientos para eliminar los hábitos de juicio y crítica, es una buena manera de romper los patrones rígidos de pensamiento a los que estamos acostumbrados, es desapegarnos de ellos. Vivir sin realizar juicios y sin cuestionar nada es vivir en libertad, es amar. Para esto: Aceptar es la mejor medicina, ¡Qué más da lo que hagan los demás!, ¡Qué más da como vistan!, ¡Qué más da lo que hagan o lo que digan!, ¡Qué más da con si viven solos o acompañados!, ¡Qué más da si su vida es honesta o engañan a diestro y siniestro!, ¡Qué más da! Si nos afectara a nosotros, solo hemos de tomar las acciones oportunas, legales o personales, pero después de eso, es imprescindible perdonar, bendecir, dar la vuelta y marchar, para no frecuentar más a alguien que puede hacernos daño. Sin recordar el daño cada día, ya que eso sería como apegarse al dolor, eso sería como si nos estuvieran haciendo el daño de manera permanente. Realmente somos especialistas en vivir apegados al dolor.
 
En cuanto a nosotros mismos, aceptémonos, valorémonos en lo que valemos, respetémonos y amémonos. Eso hará que aceptemos, valoremos, respetemos y amemos más a los demás.
Como decía al inicio de la entrada anterior, en la cita de Deepak Chopra: desapego no es renunciar a la intención ni al deseo, desapego es renunciar al interés por el resultado. Todos nos apegamos al resultado de nuestras acciones, a aquello que esperamos que suceda. Y lo normal es que nunca suceda lo que tenemos planeado, o por lo menos no sucede al cien por cien, y esa es una causa de insatisfacción, de frustración, de sufrimiento. Como lo es cuando esperamos recibir algo a cambio, cuando damos para recibir, cuando amamos para que nos amen. Eso también es apego. No se ha de esperar el resultado apetecido, lo que suceda, está bien; no se ha de hacer nada esperando el halago, el elogio o la gratificación. ¿Cómo hacerlo entonces? Hacerlo por amor, sin esperar nada a cambio, sin esperar como se recibe o como lo califican, hacerlo porque sí, porque sale del alma.
Sentimos apego por casi todo, también por cosas materiales. De la misma manera que el apego por las personas nos esclaviza a ellas, el apego por los objetos nos convierte, de igual manera, en esclavos de esos objetos. “Una persona que aprende a vivir con lo que tiene, pero no siente temor de perderlo se puede considerar verdaderamente libre. Aquel que no acumula bienes, objetos o personas sino que disfruta de todo cuanto tiene y no tiene, es una persona feliz y sabia”, sostiene la Licenciada en Filosofía, la argentina Carolina Renzetti.
 Observa todo cuanto te rodea, ¿Cuántas cosas, ya sean ropa u objetos no has utilizado en tiempo? Despréndete de todo aquello que no hayas utilizado en el último año. Eso ayuda a desapegarse mental y emocionalmente de muchas cuestiones, fotografías, cartas, recuerdos de infancia o adolescencia, recuerdos de personas o de acciones realizadas. Desprenderse de ellos, es liberarse de la energía inútil, que permanece en los objetos. Los recuerdos tienen que estar en tu corazón, no en forma de papel en una caja de zapatos.
Y finalmente acepta. Acepta que todo en la vida sucede por alguna razón, acepta que las barreras pueden ser oportunidades, acepta a esas personas desagradables porque pueden estar ahí para enseñarte una lección de vida importante, acepta los cambios, ya que es posible que te estén llevando a donde tenia planificado tu alma. Acepta con humildad y gratitud.
Nuestra verdadera misión en la vida es aprender a amar. El desapego es el mejor camino para ello. Dar sin esperar nada a cambio, ayudar porque lo necesitan sin esperar recompensas, aceptar que las personas entran y salen de nuestra vida y que no podemos ni debemos retenerlas.
Todo esto no solo es desapego, también es amor.
 

miércoles, 8 de octubre de 2014

Desapego (1)


El desapego no es que tú no debas poseer nada
Es que nada te posea a ti.
Ali ibn Abi Talib
Comienza haciendo lo que es necesario,
después lo que es posible,
y de repente estarás haciendo lo imposible.
San Francisco de Asís.
“La ley del desapego dice que para adquirir cualquier cosa en el universo físico, debemos renunciar a nuestro apego a ella. Esto no significa que renunciemos a la intención de cumplir nuestro deseo. No renunciamos a la intención ni al deseo, renunciamos al interés por el resultado”. (Deepak Chopra).
Pero no se trata solamente de conseguir cualquier cosa en el universo físico, se trata de más, se trata de ser feliz, se trata de permanecer serenos y en paz, se trata de no realizar movimientos inútiles en la vida, se trata de no generarnos falsas expectativas, se trata de no divagar, se trata de ver la vida en su verdadera perspectiva,  se trata de observar a los demás sin prejuicios, se trata de vivir la realidad y no tener una visión distorsionada de la vida, se trata de ser solo un observador imparcial, se trata de aceptar sin más, se trata de ser feliz, se trata de amar porque sí, se trata de no derrochar fuerzas.
 
El desapego es una de las cualidades del alma, por lo tanto, conseguir vivir sin apegos es acercarnos un poco más al alma.
Podremos hablar de misiones para la vida, podemos hablar de deudas o de activos kármicos, podemos hablar de cerrar círculos con otros seres que han coincido con nosotros en otras muchas vidas, pero la verdadera razón de la vida es aprender a vivir desde el alma, es aprender a vivir en el cuerpo sin identificarnos, ni poco ni mucho, con lo que ocurre en los planos físico y emocional, es aprender a vivir sin reacciones mentales de ningún tipo, es aprender a vivir en Dios.
El desapego no significa aislamiento personal. El desapego soluciona muchos de nuestros problemas, podríamos decir, sin exagerar, que soluciona todos los problemas que en la actualidad están generando el sufrimiento en los seres humanos. Y cuando eso se consigue el ser humano consigue la tan ansiada libertad porque deja de identificarse con las personas, con las cosas y con las circunstancias, y sobre todo desaparece el miedo de cualquier tipo.
Es entonces cuando el apego desaparece, cuando el ser humano se va a acercar a otras almas, que no a otros cuerpos, que no a otras personas, y eso le va a permitir fusionarse con el alma de su hermano y conocer y asegurarse el mejor modo de ayudarle. Con el desapego, va a aparecer, poco a poco la humildad, humildad con la que se va a dar todo lo que se tiene para servir de manera altruista y luego olvidar lo que cada uno dio de sí mismo. Sólo cuando el desapego y la humildad están presentes, puede un ser humano servir en realidad.
Pero, a fin de cuentas, todo esto no son más que palabras, más o menos bonitas. Lo importante es pasar de las palabras a los hechos. Lo haremos en la próxima entrada.
Continuará………
 

viernes, 3 de octubre de 2014

Volver al Paraiso


            La historia que nos cuentan del Paraíso Terrenal no es más que una alegoría de lo que pudo suceder en los primeros compases del ser humano sobre la Tierra. En esa época los habitantes de la Tierra eran guiados, protegidos y proveídos por Dios.
            Eso era debido a la Ley de Precipitación. La Ley de Precipitación es la Gran Ley de la Creación actuando por todo el Universo a cada instante, y se trata de la manifestación de un deseo espiritual o material en el mundo de la forma. Este poder fue utilizado por la humanidad en masa en la Atlántida, en Lemuria y en la civilización en el continente Hiperbóreo. Era la manera original en que a toda la humanidad se le proveía de comida, ropa y de todo lo que eligieran utilizar en su actividad física en este planeta.
Jesús precipitó cuando multiplicó los panes y los peces, cuando convirtió el agua en vino, cuando sacó el pescado con una moneda de oro en la boca, para pagar sus impuestos.
Jesús dijo: "Lo que Yo he hecho, TODOS los hombres harán, y aún obras mayores harán."
¿Por qué no hacemos las mismas obras que Jesús?, ¿Por qué los seres humanos, en la actualidad, no podemos disfrutar de los beneficios de esta Ley? No podemos disfrutar de ella por la sencilla razón de que desperdiciamos, a tontas y a locas, nuestra energía: el miedo, la ira, los pensamientos desbocados, la envidia, la crítica, y muchos sentimientos destructivos más, que lo único que hacen es enfermar el cuerpo emocional, y por ende, a la misma persona.
El derecho a utilizar y disfrutar del Poder de Precipitación es algo que hemos perdido hace miles de años, pero nadie ha dicho que no podamos recuperar ese Poder. Para ello, solo hemos de eliminar cualquier sentido de discordia, de limitación, de carencia. Hemos de recuperar la pureza, el desprendimiento, la armonía, el servicio, el amor divino, la sabiduría y el perfecto equilibrio.
 
Parece difícil, y posiblemente lo sea, pero la Ley de Precipitación está ahí, en el Universo, y está actuando en todo momento para traer bendiciones a la humanidad; y ningún ser humano podrá sacarla del mundo ni detener su acción para aquellos que alcanzan a vivir su divinidad en la Tierra.
No hay razón alguna para que la humanidad experimente privaciones. Los seres humanos no lo sabemos, pero somos nosotros mismos los que atraemos las privaciones a nuestra vida.
Podemos seguir viviendo una vida de carencias y lamentándonos por ello, lo hacemos muy bien, es lo que mejor sabemos hacer, lo cual es normal, ya que son cientos, o miles de vidas haciendo lo mismo. Me atrevería a decir que no es nuestra culpa, nadie nos ha enseñado a vivir de otra manera, Pero se puede vivir de manera distinta. Nunca es tarde, no tenemos prisa, tenemos toda la eternidad para aprender y tantas vidas por delante como consideremos oportuno. Sin embargo, para que seguir sufriendo, si nuestro deseo es vivir una vida de felicidad, una vida sin limitaciones, una vida de amor, está en nuestras manos conseguirlo.
Podemos volver al Paraíso recordando como vivíamos cuando permitíamos que la Ley de Precipitación funcionara para nosotros. Entonces éramos conscientes de nuestra divinidad, y actuábamos en esa conciencia. Empecemos ahora, cada segundo de retraso es un segundo más de dolor y sufrimiento. Empecemos a recordar que somos hijos de Dios, que todos somos lo mismo, que todos estamos embarcados en la misma empresa, que todos caminamos de vuelta de a Dios.
 Sé que solamente parecen palabras, y en palabras se van a quedar si no conseguimos que esas palabras latan a unísono del corazón, que es el punto de partida para entender, para aceptar y para actuar desde nuestra divinidad.
Puedes comenzar de una manera sencilla. Imagina, piensa y siente que cada persona que se cruza en tu camino, eres tú mismo. Cuando critiques piensa como recibes tu las críticas, cuando desprecies a alguien piensa como recibes tu los desprecios, cuando engañas piensa como recibes tu la mentira, cuando maltratas piensa en cómo recibes tu los maltratos, y así en cada pensamiento, en cada palabra, en cada acción de tu vida. Piensa también en Dios, en cuantas veces te ha engañado, te ha maltratado, te ha ofendido. Si Él no lo hace, que tiene todo el poder, porque nosotros, que no somos nada, lo hacemos de manera permanente con nuestros hermanos.
Cada uno de nosotros somos una Chispa de Fuego Divino, todas iguales. Piensa, habla y actúa desde esa divinidad y esa igualdad, y eso te acercará al Paraíso.

 

jueves, 2 de octubre de 2014

El diario de Patricia (6)


Del aislamiento a la soledad
               Ustedes dirán que aislamiento y soledad es lo mismo, pero según mis conocimientos científicos en la materia, aislada estaba yo por mis miedos, era como un hueco vacio, era extraña para mí misma, era algo impuesto por mi mente. En cambio la soledad consciente o medio consciente es de una tremenda paz, es belleza, es en el silencio donde se encuentra la verdadera felicidad, bueno, y de vez en cuando, un rock buena onda.
               Antes tenía miedo de estar sola, hoy se que nunca estoy sola, que hay millones de seres, maestros ascendidos, arcángeles, angeles y miles de seres celestiales haciéndome compañía. 
                Felizmente, en la vida de todo ser humano hay angeles terrenales y eso fueron para mi mis  amigas Francy y Diana. Decidí abrirme al mundo a través de ella y les conté la verdad del mal de esta parte de mi ser.
               Al contrario de lo que me imaginaba me aceptaron tal cual soy, no sé porque pensaba que me iban a dar la espalda, porque en ese tiempo sentía que las había decepcionado. Ahora sé que nadie decepciona a nadie, se decepcionan ellos solos, porque simplemente nadie debe de esperar nada de nadie. Si lo sientes hazlo, si quieres a alguien abraza, pero no esperes que te abracen a ti, si lo hacen bien, si no lo hacen bien también.
               Así, después de dejar la pastilla, después de contarles a mis dos mejores amigas mi  “dramática historia”, ellas, como  guerreras que son, comenzaron a sacarme a la calle. Era la primera vez que salía sin pastilla. 
                Como mis piernas casi nunca se ejercitaban naturalmente, sino artificialmente, casi no podía caminar más de cinco minutos sin detenerme para descansar. Así, después de mucho tiempo vi de nuevo la calle. Era como un nuevo comienzo para mí, y de hecho lo era. Todo era nuevo, más interesante, me sentía como un bebe que recién descubre el mundo y, crean o no, vi por vez primera vez la belleza del mundo, la belleza de la vida y me sentí súper bien. Para cualquier persona “salir a la calle”, es normal, es algo insignificante, pero para mí, ese tiempo, en esas circunstancias, era como si hubiera ganado un premio.
                Ahora bendigo todo ese sufrimiento, soy un poquito, creo que mejor, o ¿soy peor?, bueno, en realidad no sé si mejor o peor, en realidad no sé quién soy.
               Muchas personas dicen que el cuerpo físico no es importante, eres el cuerpo, por supuesto eres más que solo el cuerpo, tu cuerpo es como un puente para tomar conciencia de si estas dormida o no, tu cuerpo es tu templo sagrado, todo eso lo tuve que aprender con la enfermedad.
               Salí a la calle después de mucho tiempo, y así me ejercitaba cada tarde, porque cada tarde  salíamos a pasear. Nunca antes había entrado a una pollería con mucha gente, y  lo hice, y  cada vez que hacia algo sentía que era una atleta saltando obstáculos.
               Encontré muchas personas entre videntes, parapsicólogos, brujos. De todos ellos aprendí muchas cosas: los videntes decían una cosa, los otros otra cosa, así es como estuve en tratamiento tras tratamiento. ¡Ahora veo todo tan claro!
               No sabía que creer y así deje de buscar, me convencí de que el único que me puede curar es Dios por medio de alguien. Ahora sé que todos podemos equivocarnos de diagnostico y por ende de tratamiento.
De un sueño
               Quiero contarles algo que soñé hace exactamente una semana, solo espero que no crean que estoy loquita, aunque de loco y poeta dicen que todos tenemos un poco, bueno les cuento: Estaba en una casa, no era mi casa, mas parecía un hotel o algo asi, estaba con toda mi familia  creo que retrocedí en el tiempo porque éramos niños mis hermanos y yo.
               Luego vi otra escena, creo que avance en el tiempo porque vi a una amiga que hace poco dio a luz a su bebe, el niño estaba más grande de lo que es en realidad, posteriormente yo corría muy asustada, estaba en medio de una guerra, podía sentir las granadas, balas, explosiones, pude aguantar el horror y  como dicen que al tener una pesadilla lo primero que hay  que hacer es desear estar en tu cuerpo, desee eso y desperté. Al despertar me acorde que alguien dijo “estamos en Ayacucho” coincidentemente hubo no recuerdo en qué año la batalla de Ayacucho, recuerdo claramente que las escopetas eran de esas antiguas que hay en los museos.
               Últimamente no me cuestiono mucho sobre mis sueños pues los sueños, sueños son. Simplemente estuve en la máquina  del tiempo, todavía chismeando aquí y allá.
               Antes de enfermar tenia sueños muy raros, ahora si van a creer que me patina el coco, una noche mientras dormía se ilumino la habitación de muchos colores pero el que más resaltaba era el color violeta, en eso siento que levantan las frazadas y aparezco en una especie de hospital, todo era de un color humo medio blanco, de un momento a otro me veo rodeada de unos hombres blancos altos, podía entender lo que decían, pero ellos no se comunicaban con palabras. No sé cómo explicarlo pero no hacían ruido era una comunicación de mente a mente.
                A veces me hacían cortes en la espalda, cuello y cabeza. No sentía ningún dolor, eran sueños muy reales me sentía un conejillo de indias.
               Parecía una clase de practicantes, sentía voces muy jóvenes y había siempre algo así como un profesor, sentía las voces es mi cerebro, era una comunicación telepática y me operaron un montón de veces.
               No había contado a nadie estos sueños tan raros, es más, hasta hora no me había acordado de ellos.
 

miércoles, 1 de octubre de 2014

Vivir en Dios


            Aunque mi memoria siempre ha sido un poco débil, olvidando caras, nombres, lugares, situaciones, y también muy selectiva, recordando, supongo, sólo aquello que era bueno para mi propia evolución, sí que hay algún recuerdo que creo que me acompaña desde siempre, casi desde que tengo uso de razón. Y ese algo son mis pensamientos relacionados con la muerte. La muerte siempre me ha parecido apasionante, y aunque en las primeras etapas de mi vida, el contacto con la muerte,  de personas conocidas, me producía cierto temor, era algo que me atraía de manera poderosa, buscando lecturas sobre ella y sobre lo que podría haber al otro de la vida.
            Siempre me ha parecido que la vida, la vida física, a pesar de su grandeza y su hermosura, es algo  pesada, rutinaria, repetitiva, lenta y muchas veces aburrida. Aunque por supuesto tiene grandes excepciones como la paternidad, la abuelidad, el enamoramiento o los cambios. Por eso siempre he pensado en la muerte como una gran liberación, ya que seguimos viviendo una vida sin cuerpo, dejando atrás todo aquello que es inherente a este: la edad, el sexo, la necesidad de comer y dormir, la enfermedad y el dolor.
 
            Pero por si fuera poco pasar toda una eternidad sin los problemas que genera el cuerpo, yo le añadía una razón de peso, de mucho peso: al otro lado de la vida yo suponía que estaríamos más cerca de Dios, más cerca de Su Amor, más cerca de Su Paz, más cerca de Su Armonía, con lo cual pensaba que la vida al otro lado debía de ser la perfección total, debía de ser esa felicidad total y permanente que buscamos cuando estamos en el cuerpo a este lado de la vida.
            Aquí tenía un error, y el error consistía en pensar que los que ya no tienen cuerpo están más cerca de Dios, cuando todos, con cuerpo o sin cuerpo, estamos a la misma distancia de Dios. La sensación de lejanía de Dios en los que vivimos en la materia solo viene dada por la barrera, muchas veces infranqueable, que coloca nuestra mente, pero Dios, siempre está con nosotros.
            Hasta no hace mucho tiempo, sentía cierto reparo en hablar de Dios, o al menos en hacerlo directamente, y Lo sustituía por palabras más o menos cercanas. Hoy no, hoy sé que Dios es Dios, hoy se que Dios lo es Todo, y que el reparo que sentía solo era una debilidad de mi propio carácter, porque influenciado por nuestra cultura, asociaba a Dios con alguna religión, y pensaba, erróneamente, que podía ser señal de debilidad.
Dios es tan cercano en la vida física como en la otra, aunque podamos pensar que no es así, y que sólo está bien visto acercarnos a Él o invocarle cuando las cosas se ponen difíciles esperando que nuestros pedidos o nuestras súplicas sean escuchados, esperando que se produzcan los milagros.
            Se nos olvida que somos los seres humanos los únicos responsables de lo que nos sucede, se nos olvida que nuestra vida solo es el resultado de nuestra programación mental, se nos olvida que nuestra vida solo es nuestra propia elección y que hemos elegido también los medios y herramientas en cada caso, se nos olvida que cada problema, cada situación difícil o inclusive las equivocaciones han de aceptarse como lecciones, peldaños para aprender, oportunidades obsequiadas por Dios para que podamos recordar nuestra propia Divinidad y perfección.
Se nos olvida que Dios está en nosotros.