El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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jueves, 12 de mayo de 2016

¿Infierno?

PERLAS PARA EL ALMA


¿Infierno? No hay más infierno que los pensamientos negativos que tienen como origen nuestras propias miserias: Ira, avaricia, orgullo, apegos, envidia, críticas, etc. Cada uno de estos pensamientos impregnan de energía negativa, de energía sucia, de energía enferma y de energía contaminada a nuestro sistema energético, afectando de manera definitiva al cuerpo físico enfermándolo y manteniendo a la persona cada vez más alejada de su alma y más alejada de Dios. Son el auténtico y definitivo infierno del ser humano ya que son los responsables de todas y cada una de las emociones negativas que mantienen a las personas atados al dolor y al sufrimiento.


¿Qué peor infierno que una vida de celos, o de miedo, o de odio? No es necesario quemarse en las llamas del inventado infierno, ya lo hacemos en las llamas reales de las emociones generadas por nuestros pensamientos.   

    

sábado, 4 de abril de 2015

Que canten los niños


 El yoga es la práctica de silenciar la mente.
 Patanjali.
El yoga no trata de tocarse los pies,
trata de lo que aprendes en el camino.

Jigar Gor.

Las dos piezas más importantes de equipamiento
que necesitas para hacer yoga son tu cuerpo y tu mente.

Rodney Yee   

Un elevado porcentaje de personas se inician en la práctica del yoga buscando eliminar el estrés. Prácticamente nadie indica otra razón distinta, como podría ser expandir su conciencia, crecer espiritualmente, madurar su carácter, sentir más cerca a Dios, aprender a amar, o encontrar la armonía en su vida y en sus relaciones.
            Pero es normal que solamente hablen del estrés, de la flexibilidad y de la salud, porque eso es lo que se ve, y por lo tanto, es lo que existe para la inmensa mayoría de las personas. Los hay que incluso comentan: “Yo no puedo hacer yoga porque no soy flexoble”, y ¿Qué más da?, lo importante como dice Rodney Yee en la cita del principio es que se tengan las dos piezas básicas: El cuerpo y la mente, nadie dice cómo ha de ser ese cuerpo y esa mente.
No pueden hablar de otra cosa, porque no la conocen, nadie les ha enseñado lo que significa ser un “ser humano”, lo que significa el alma, lo que significa Dios, el significado de la vida y la muerte, o lo que supone amar. Nadie les ha explicado su papel en la vida, nadie les ha contado que hacen antes de nacer o donde se encuentran, nadie les ha contado su conexión con el resto de seres humanos. En resumen, que sólo tienen un ligerísimo conocimiento de lo que supone ser “humano”, pero ninguno en absoluto de lo que suponer ser un “ser”.
            Y mejor es que sigan, por el momento, en su ignorancia, ya que todo lo que sobrepasa lo que parece ser la razón les asusta, y mejor es que practiquen para conseguir eliminar el estrés, que lo demás ya llegará por añadidura.
            Ya es una buena señal que se asomen al yoga y a la meditación, ya que si son constantes, conseguirán paulatinamente ir eliminando el estrés, que es lo que buscan, pero a la par comenzarán a ser conscientes de “algo más”, de ese algo que lleva aparejado el yoga, que no es otra cosa que una nueva filosofía de vida, ya que el yoga no es una técnica para tranquilizar emocionalmente a las personas, que si lo hace, sino que es una filosofía de vida, es vivir desde una nueva perspectiva, la perspectiva de ser un “ser espiritual”, la perspectiva de acercarse a Dios, al amor y al resto de seres humanos que como él transitan por la vida.
            Ya es representativo el que una persona comience a bucear en otras posibilidades, como pueden ser el yoga y la meditación, la solución de sus problemas sin recurrir a fármacos. Es posible que la persona, no sea consciente del paso que está dando, sin embargo, es una señal evidente, de que su alma ha tomado las riendas de su vida, por un momento, para indicarla una nueva ruta, la ruta que de seguirla, la va a llevar a recorrer un camino corto, pero difícil por desconocido, que es el camino que va desde su mente hasta su corazón.
 
            Leía, justamente esta mañana, en uno de tantos post que aparecen en las redes sociales “El impacto de la meditación en el aprendizaje”.
            Transcribo literalmente: “Normalmente queremos cambiar las conductas cuando lo que se debe cambiar son los pensamientos. De acuerdo a investigaciones, más de la mitad de los niños agresivos se transforman en jóvenes crueles y violentos. Mark Greenberg, (psicólogo evolutivo y clínico) establece que entre los tres y los siete años empiezan a desarrollarse habilidades sociales muy importantes como: autocontrol, capacidad de detenerse, capacidad de calmarse, capacidad de mantener la atención. Por otra parte, los niños que poseen una buena capacidad de planificación y que son conscientes de sus emociones, al ingresar a la escuela corren menos riesgos de experimentar posteriormente trastornos de agresividad y de ansiedad”.
            Está bien que los mayores comiencen a hacer yoga y meditar para solucionar sus problemas de estrés, pero aun estaría mejor si lleváramos a nuestros hijos a las escuelas de yoga, no solo para que no se vuelvan estresados como sus padres, sino para que aprendan a dominar sus pensamientos, para que con los pensamientos dominados, puedan dominar su vida, para que esta, sea una vida feliz.

miércoles, 25 de junio de 2014

Lo que el corazón quiere, la mente se lo muestra


Esta es una entrevista que La Vanguardia Digital le realizó al Dr. Mario Alonso Puig quien es Médico Especialista en Cirugía General y del Aparato Digestivo, Fellow de la Harvard University Medical School y miembro de la New York Academy of Sciences y de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia.
 
Hasta ahora lo decían los iluminados, los meditadores y los sabios; ahora también lo dice la ciencia: son nuestros pensamientos los que en gran medida han creado y crean continuamente nuestro mundo. "Hoy sabemos que la confianza en uno mismo, el entusiasmo y la ilusión tienen la capacidad de favorecer las funciones superiores del cerebro. La zona prefrontal del cerebro, el lugar donde tiene lugar el pensamiento más avanzado, donde se inventa nuestro futuro, donde valoramos alternativas y estrategias para solucionar los problemas y tomar decisiones, está tremendamente influida por el sistema límbico, que es nuestro cerebro emocional. Por eso, lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando”. Hay que entrenar esa mente.
Tengo 48 años. Nací y vivo en Madrid. Estoy casado y tengo tres niños. Soy cirujano general y del aparato digestivo en el Hospital de Madrid. Hay que ejercitar y desarrollar la flexibilidad y la tolerancia. Se puede ser muy firme con las conductas y amable con las personas. Soy católico. Acabo de publicar Madera líder (Empresa Activa) IMA SANCHÍS - 18/10/ 2004
 
- Más de 25 años ejerciendo de cirujano. ¿Conclusión?
-Puedo atestiguar que una persona ilusionada, comprometida y que confía en sí misma puede ir mucho más allá de lo que cabría esperar por su trayectoria.
- ¿Psiconeuroinmunobiología?
-Sí, es la ciencia que estudia la conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano. Una conexión que desafía el paradigma tradicional. El pensamiento y la palabra son una forma de energía vital que tiene la capacidad, (y ha sido demostrado de forma sostenible), de interactuar con el organismo y producir cambios físicos muy profundos.
- ¿De qué se trata?
-Se ha demostrado en diversos estudios que un minuto entreteniendo un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante seis horas. El distrés, esa sensación de agobio permanente, produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal.
- ¿Qué tipo de cambios?
-Tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo. Y afecta a nuestra capacidad intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas.
- ¿Tenemos recursos para combatir al enemigo interior, o eso es cosa de sabios?
-Un valioso recurso contra la preocupación es llevar la atención a la respiración abdominal, que tiene por sí sola la capacidad de producir cambios en el cerebro. Favorece la secreción de hormonas como la serotonina y la endorfina y mejora la sintonía de ritmos cerebrales entre los dos hemisferios.
- ¿Cambiar la mente a través del cuerpo?
-Sí. Hay que sacar el foco de atención de esos pensamientosque nos están alterando, provocando desánimo, ira o preocupación, y que hacen que nuestras decisiones partan desde un punto de vista inadecuado. Es más inteligente, no más razonable, llevar el foco de atención a la respiración, que tiene la capacidad de serenar nuestro estado mental.
- ¿Dice que no hay que ser razonable?
-Siempre encontraremos razones para justificar nuestro mal humor, estrés o tristeza, y esa es una línea determinada de pensamiento. Pero cuando nos basamos en cómo queremos vivir, por ejemplo sin tristeza, aparece otra línea. Son más importantes el qué y el porqué que el cómo. Lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando.
- Exagera.
-Cuando nuestro cerebro da un significado a algo, nosotros lo vivimos como la absoluta realidad, sin ser conscientes de que sólo es una interpretación de la realidad.
- Más recursos....
-La palabra es una forma de energía vital. Se ha podido fotografiar con tomografía de emisión de positrones cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismas de una manera más positiva, específicamente personas con trastornos psiquiátricos, consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral, precisamente los circuitos que les generaban estas enfermedades.
- ¿Podemos cambiar nuestro cerebro con buenas palabras?
-Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina en 1906, dijo una frase tremendamente potente que en su momento pensamos que era metafórica. Ahora sabemos que es literal: "Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro".
- ¿Seguro que no exagera?
-No. Según cómo nos hablamos a nosotros mismos moldeamos nuestras emociones, que cambian nuestras percepciones. La transformación del observador (nosotros) altera el proceso observado. No vemos el mundo que es, vemos el mundo que somos.
- ¿Hablamos de filosofía o de ciencia?
-Las palabras por sí solas activan los núcleos amigdalinos. Pueden activar, por ejemplo, los núcleos del miedo que transforman las hormonas y los procesos mentales. Científicos de Harvard han demostrado que cuando la persona consigue reducir esa cacofonía interior y entrar en el silencio, las migrañas y el dolor coronario pueden reducirse un 80%.
- ¿Cuál es el efecto de las palabras no dichas?
-Solemos confundir nuestros puntos de vista con la verdad, y eso se transmite: la percepción va más allá de la razón. Según estudios de Albert Merhabian, de la Universidad de California (UCLA), el 93% del impacto de una comunicación va por debajo de la conciencia.
- ¿Por qué nos cuesta tanto cambiar?
-El miedo nos impide salir de la zona de confort, tendemos a la seguridad de lo conocido, y esa actitud nos impide realizarnos. Para crecer hay que salir de esa zona.
- La mayor parte de los actos de nuestra vida se rigen por el inconsciente.
-Reaccionamos según unos automatismos que hemos ido incorporando. Pensamos que la espontaneidad es un valor; pero para que haya espontaneidad primero ha de haber preparación, sino sólo hay automatismos. Cada vez estoy más convencido del poder que tiene el entrenamiento de la mente.
- Deme alguna pista.
-Cambie hábitos de pensamiento y entrene su integridad honrando su propia palabra. Cuando decimos "voy a hacer esto" y no lo hacemos alteramos físicamente nuestro cerebro. El mayor potencial es la conciencia.
- Ver lo que hay y aceptarlo.
-Si nos aceptamos por lo que somos y por lo que no somos, podemos cambiar. Lo que se resiste persiste. La aceptación es el núcleo de la transformación.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Si, soy un hijo de Dios, ¿Y qué?


            Ya sabemos que somos el alma, ya sabemos que somos seres divinos, ya sabemos que somos a imagen y semejanza de Dios: es normal, somos Sus hijos, ya sabemos que todos nuestros sufrimientos tienen un principio único: nuestro pensamiento, ya conocemos la ley de la atracción, por la que somos conscientes de que atraemos aquello que permanece en nuestra mente: enfermedad, pobreza, dolor, sufrimiento, alegría, salud, etc.; ya sabemos que somos inmortales, ya sabemos que la vida es una escuela a la que asistimos para aprender, para crecer, para evolucionar, para aprender a amar; ya conocemos la ley del karma: sencillamente recibimos aquello que damos; ya sabemos que la alegría, la paz, la felicidad, y el mismo Dios se encuentran buscando en nuestro interior; ya sabemos que es dando como recibimos, ya sabemos que el apego y el deseo son el principio del sufrimiento, ya sabemos que todos somos hermanos, ya conocemos los beneficios de la oración, de la meditación y del silencio; ya sabemos que el amor, el perdón y la bendición son las energías más poderosas del Universo, ya sabemos que somos lo que pensamos, porque la energía siempre sigue al pensamiento; y seguramente sabemos muchas cosas más de las que ahora no recuerdo.
            ¿Y qué?
            ¿De qué nos vale tener todo ese conocimiento?, ¿Acaso somos felices?, ¿Vivimos alegres y en paz?, ¿Sentimos a Dios en nosotros?, ¿Nuestra prioridad es servir a nuestros hermanos?, ¿Amamos a todo y a todos por igual?, ¿Amamos, cuidamos y respetamos el Planeta?, ¿Amamos, cuidamos y respetamos nuestro cuerpo?, ¿Hemos dejado de lado el juicio, la crítica, el egoísmo, el orgullo, la impaciencia, el miedo, el estrés?, ¿Actuamos a sabiendas de que todo está bien, de que todo es correcto, de que todo es como debe ser?, ¿Hemos olvidado las mentiras o las medias verdades?, ¿Hemos incorporado la meditación y la oración a nuestra vida?, ¿Ya trabajamos para controlar el pensamiento?
¿Verdad que no?
Todo ese conocimiento no deja de ser algo mental, no integrado en nosotros, y que para lo único que nos sirve es para hablar sobre ello, a veces, solo para deslumbrar a nuestro interlocutor. Aunque también es cierto, esto es lo bueno, que nos puede servir como acicate para conseguirlo.
Si todo esto nos lo enseñaran de pequeñitos con el mismo empeño que ponen los educadores para enseñarnos, por ejemplo, la tabla de multiplicar, arraigaría en nosotros y viviríamos desde ese conocimiento. Pero no es así. Lo aprendemos solos, de mayores, y la integración es una tarea harto difícil.  
La dificultad en la integración estriba en que hemos de mantener la atención y la concentración en nosotros, en nuestros pensamientos, en nuestras emociones, en nuestros sentimientos, y en la sociedad de hoy, en la que todo está diseñado para la distracción necesitamos para comenzar el trabajo de una cualidad añadida: la voluntad. No olvidemos que la voluntad es la facultad de decidir y ordenar la propia conducta.
Una buena manera de empezar a trabajar para la integración de todo el conocimiento en nosotros, sería intentar mantener a Dios en nuestro pensamiento, no como en la actualidad, que sólo nos acordamos de Él cuando aparece algún problema en nuestra vida, sino haciendo lo contrario: dándole gracias de manera permanente por despertar, gracias por el sol que asoma por la ventana o por la lluvia que moja la calle, gracias por la salud o por la enseñanza que conlleva la enfermedad, gracias, en suma por la vida. Y así, poco a poco iremos desterrando de nuestra mente los pensamientos que nos atan al miedo, al dolor, a la incertidumbre, al deseo, al sufrimiento, a la tristeza, para revertirlos en amor, en alegría, en paz, porque estos son, junto a otros muchos, atributos de la Gracia Divina con la que queremos comenzar a convivir.

domingo, 6 de octubre de 2013

Como amarse a uno mismo (1)


Perdónate, acéptate, reconócete y amate.
Recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la eternidad.
Facundo Cabral.
Si te olvidas de ti, tarde o temprano, los demás, siguiendo tu ejemplo,
también se olvidarán, y quizás deduzcan que no existes.
Joege Bucay.
            Más de una vez habrás oído, porque te lo han dicho a ti o se lo decían a otros: “Lo que tienes que hacer es amarte, valorarte y respetarte”.
            Está muy bien, ¡es tan fácil dar consejos!, pero ¿Cómo hacerlo?, ¿Cómo llegar realmente a amarse a uno mismo?, ¿Cómo sabemos que es amor lo que podemos sentir hacia nosotros mismos y no es una forma de egoísmo?
            He encontrado el libro de un psicólogo clínico, Walter Riso: “Aprendiendo a quererse a sí mismo”, que lo explica de mejor manera de lo que yo podría hacerlo. Por lo tanto, esta entrada y posiblemente las dos siguientes son un extracto de dicho libro. Este libro lo podéis encontrar en Internet.
            La sociedad ha orientado el aprendizaje social a fortalecer el amor dirigido a los demás y ha olvidado que el requisito esencial para dar es la auto-aceptación. Es imposible entregar amor si no te quieres a ti mismo.
            Nuestra civilización intenta inculcar principios como el respeto al ser humano, el sacrificio, el altruismo, la expresión del amor, el buen trato, la comunicación, etc., pero estos principios están dirigidos al cuidado de otros humanos. El auto-respeto, el auto-amor, la auto-confianza y la auto-comunicación, no suelen tenerse en cuenta. Más aun, se considera de mal gusto el quererse demasiado. Si una persona es amigable, expresiva, cariñosa y piensa más en los otros que en ella misma, es evaluada excelentemente. Si alguien disimula sus virtudes, niega o le resta importancia a sus logros, es decir, miente o se auto-castiga, ¡es halagado y aceptado!
            No sólo rechazamos la auto-aceptación honesta y franca, no nos importa que sea cierta o no, sino que promulgamos y reforzamos la negación de nuestras virtudes. Absurdamente, las virtudes pueden mostrarse, pero no verbalizarse.
            Para evitar caer en la pedantería insufrible del sabelotodo, hemos caído en la modestia auto-destructiva de la negación de nuestras virtudes. Por no ser derrochadores, somos mezquinos. Los psicólogos clínicos saben que ese estilo de excesiva moderación hacia uno mismo es el caldo de cultivo de la tan conocida y temida depresión. Tienes el derecho a quererte y a no sentirte culpable por ello, a disponer de tu tiempo,  a descubrir tus gustos, a mimarte, a cuidarte y a elegir.
            Desde pequeños nos enseñan conductas de auto-cuidado personal: lavarnos los dientes, bañarnos, cortarnos las uñas, controlar los esfínteres y vestirnos. ¿Pero qué hay del auto-cuidado y de la higiene mental? No se nos enseña a querernos, a gustarnos, a contemplarnos y a confiar en nosotros mismos.
Hacia un buen concepto de ti mismo.
            La cultura nos ha enseñado a llevar un garrote invisible, pero doloroso, con el que nos golpeamos cada vez que equivocamos el rumbo o no alcanzamos las metas personales. Hemos aprendido a culparnos por casi todo lo que hacemos mal y a dudar de nuestra responsabilidad cuando lo hacemos bien.
            Si fracasamos, decimos: “Dependió de mí”, si logramos el éxito: “Fue pura suerte”.
            Algunas personas, por tener un sistema de auto-evaluación inadecuado, adquieren el vicio de auto-rotularse negativamente por todo. Se cuelgan carteles con categorías generales. En vez de decir: “Me comporté torpemente”, dicen: “Soy torpe”. Utilizan el “soy un inútil” en vez de “me equivoqué en tal o cual cosa”.
            Palabras que deberían suspenderse de nuestra lengua y ser consideradas “malas palabras”: NUNCA, SIEMPRE, TODO y NADA. Lo único que generan son confusión y malos entendidos.
            Como es de esperar, si deseas fervientemente el éxito, el poder y el prestigio, temerás al fracaso. Este miedo te hará dirigir la atención más hacia las cosas malas que hacia las buenas, con el fin de “prevenir” los errores que tanto temes. Esto lleva a desconocer las aproximaciones a la meta, así como los esfuerzos y pequeños ascensos que realices en la escalinata hacia tus logros personales. Por querer ver el árbol, no verás el bosque.
1.- Trata de ser más flexible, tanto con otros como contigo:
            - No pienses en términos absolutistas: No hay nada totalmente bueno ni malo.
            - Debes tener tolerancia a que las cosas se salgan a veces del carril.
            - Aprende a soportar, a perdonar y a entender tu rigidez como un defecto, no como una virtud.
            - Las cosas rígidas son menos maleables, no soportan demasiado y se quiebran.
           - Si eres normativo, perfeccionista, intolerante y demasiado conservador, no sabrás que hacer con la vida. Ella no es así.
          - La gran mayoría de los eventos cotidianos te producirán estrés, porque no son como a ti te gustaría que fueran.
          - Concéntrate durante una semana o dos, en los matices:
·         No te apresures a categorizar de manera terminante.
·         Detente y piensa si realmente lo que dices es cierto.
·         Revisa tu manera de señalar y señalarte. No seas drástico.
·         Evita utilizar palabras como siempre, nunca, todo o nada.
-          No es lo mismo decir: “Robó una vez”, que “ser un ladrón”.
-          Las personas no son, simplemente se comportan.
§  Permítete no ser tan normativo.
·         Sé más informal un día, a ver qué ocurre.
§  Trata de no ser perfeccionista.
§  Convive con el desorden una semana. Piérdele el miedo.
§  No rotules ni te auto-rotules.
§  Intenta ser benigno.
§  Habla solo en términos de conductas.
§  Concéntrate en los matices.
§  La vida está compuesta de tonalidades, más que de blancos y negros.
§  Escucha a las personas que piensan distinto de ti.
2.- Revisa tus metas y las posibilidades reales para alcanzarlas.
-          No te coloque metas inalcanzables.
-          Exígete de acuerdo con tus posibilidades y habilidades.
-          Cuando definas alguna meta, define también las sub-metas o los escalones.
-          Intenta disfrutar de cada peldaño como si se tratara de una meta en sí misma.
-          No esperes llegar al final para descansar y disfrutar. Busca estaciones intermedias.
-          Escribe tus metas, revísalas, cuestiónalas y descarta aquellas que no sean viables.
-          La vida es muy corta para desperdiciarla.
-          Si tus metas son inalcanzables, vivirás frustrado y amargado.
3.- No auto-observes sólo lo malo.
-          Si sólo te concentras en tus errores, no verás tus logros.
-          Si sólo ves lo que te falta, no disfrutarás del momento, del aquí y el ahora.
-          No estés pendiente de tus fallos como un radar.
-          Cuando te encuentres focalizando negativamente de manera obsesiva, para.
4.- No pienses mal de ti.
-          Sé más benigno con tus acciones.
-          Afortunadamente no eres perfecto.
-          No te insultes ni te faltes al respeto.
-          Lleva un registro sobre tus auto-evaluaciones negativas.
-          Si detectas que el léxico hacia ti mismo es ofensivo, cámbialo. Busca calificativos constructivos.
-          Ejerce el derecho a equivocarte.
-          Los seres humanos, al igual que los animales, aprendemos por ensayo y error, no por ensayo y éxito.
 

miércoles, 4 de julio de 2012

El remedio contra la decepción


Si nunca esperas nada de nadie nunca te decepcionarás.

Sylvia Plath

                 ¿Cuántas veces nos hemos sentido decepcionados por  alguien o por algo que ha sucedido en nuestra vida?

                Pero, ¿Qué es la decepción?, en Wikipedia aparece la definición de decepción como un  sentimiento de insatisfacción que surge cuando no se cumplen las expectativas sobre un deseo o una persona. Se forma en unir dos emociones primarias, la sorpresa y la pena. La decepción, si perdura, es un desencadenante para la frustración y más adelante, la depresión. Similar al arrepentimiento, se diferencia en que el sentimiento de arrepentimiento se enfoca básicamente en fallas en elecciones personales mientras que el de decepción se enfoca más en la insatisfacción proveniente del aspecto externo. Es una fuente de estrés psicológico.
            Ahí está el problema, en el no cumplimiento de nuestras expectativas. Y esa decepción afecta a nuestra vida emocional generando tristeza, melancolía, rabia, dolor, y un sinfín de emociones, todas negativas, que también afectan indefectiblemente a nuestra vida física y a nuestra vida mental.
            Mentalmente nos atrapa, cayendo en la trampa de la mente, en la trampa de estar preguntándonos ¿Por qué?, ¿Por qué nos hacen daño?, ¿Por qué nos rechazan?, ¿Por qué no nos prestan atención?. Sin darnos cuenta vivimos en pensamientos repetidos, obsesivos, circulares, durante tiempo, manteniéndonos alejados del libre fluir de la vida y llenándonos de energías negativas generadas por esos pensamientos, tan alejados de la comprensión, de la aceptación y del amor.
            Físicamente permanecemos alterados, nerviosos, alimentando nuestro cuerpo físico de una especie de veneno, que antes o después va a afectar de manera negativa alguna función de nuestro cuerpo.
                El sendero parece claro, ¡Hay que evitar la decepción!, pero ¿Cómo? La receta aun es más sencilla, ¡ACEPTACIÓN!
                La aceptación consiste en eliminar la expectativa, en eliminar el deseo. Lo cual no significa que la acción de una persona, o cualquier situación nos agrade o nos haga felices. La felicidad llegará después, aceptando.
Aceptar en ver las cosas como son, no como a nosotros nos gustaría que fueran. Es observar las situaciones y los sucesos, sin juzgar, sin esperar nada, ya que cuando no aceptamos, y esperamos algo, es una prueba clara de que queremos controlar las situaciones,  queremos controlar a las personas, queremos controlar el mundo. Y no funciona así. Las personas son como son, y nadie, excepto ellas mismas, puede cambiarlas.
 La aceptación es como un puente que nos traslada de la decepción a la paz, del dolor a la alegría, del sufrimiento a la felicidad. Aceptación es vivir el presente, es vivir la realidad, tal cual es, es vivir a los demás como lo que son, seres divinos. La aceptación, al mantenernos en la realidad, lejos de vivir una vida de pensamientos, nos permite ser conscientes de todas las oportunidades que nos rodean, para poder fijar y seguir el rumbo de nuestra vida hacia la felicidad.
Aceptar y respetar son sinónimos de felicidad.

domingo, 22 de abril de 2012

Sueños rotos


            ¿Tienes un sueño?, ¿Cuál es tu sueño? , pero……….. ¿Quién sueña?, ¿No sueña sino quien está dormido? Bien podemos decir entonces, que soñar, al igual que desear, o esperar que sucedan ciertos acontecimientos, no es más que un sinónimo del dormir.

            Permanecer dormidos no es más que mantener un nivel bajo de conciencia, no es más que vivir en un permanente murmullo que nos aleja de las palabras del maestro que habita en nuestro interior, no es más que caminar a oscuras, cuando disponemos en nuestro corazón de la Luz más brillante que jamás hayamos conocido, la Luz del Amor; no es más que vivir separados del alma, no es más que sentirse un ser solitario e independiente, que pasa su vida de sueño defendiendo su parcela, su integridad, su honorabilidad frente a todo el mundo, ya que no reconoce a los demás como sus hermanos, ni sabe de su conexión con ellos.

            ¿Sientes insatisfacción, ansiedad, estrés, incomodidad? Es posible que estas emociones, y muchas más, sean la manifestación de tus sueños, la manifestación de tus sueños incumplidos, la manifestación de tus sueños rotos. Es posible que sean la prueba irrefutable de que vives dormido, y tu alma, que conoce tu programación de vida, intenta llamar tu atención, como si de un despertador se tratara, para que abras tus ojos, para que abras tus ojos a la Luz, y te preguntes, ¿Dónde estoy?, ¿Quién soy?, ¿Qué hago aquí?. ¿De dónde vengo?, ¿A dónde voy?

            Pero si consigues entreabrir tus ojos, no es suficiente con que te hagas las preguntes, es indispensable que trates de encontrar las respuestas. Y esas respuestas, no las busques en los libros, ni en ningún curso, ni tan siquiera preguntándoselas a alguien que consideres un maestro. Las auténticas respuestas, las que llevan junto a la respuesta la vivencia, el crecimiento y un nivel superior de conciencia, están en ti, las tiene ese maestro interior que comparte tu vida, en silencio mientras dormías, pero hablando con verdadera verborrea cuando despierto, llamas a su puerta haciéndole tus preguntas.

            Tu maestro interior te está esperando a las puertas de tu corazón. Desplázate desde la mente, viaja a tu corazón, medita desde él, vive desde él, siente desde él. Déjate llevar por él de la mano, y descubrirás que vivir despierto te lleva directamente por anchos caminos a la Felicidad, a la Paz y al Amor.