El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




lunes, 6 de febrero de 2017

Por qué no soy feliz?

“Amar” de manera incondicional,
es una facultad del corazón,
                  mientras que amar, mezcla de apego y deseo,
es una proyección de la mente.

         Si respondemos a la pregunta de ¿Por qué no soy feliz?, diciendo que “Porque no quieres”, es posible que seamos lapidados como si hubiéramos retrocedido dos mil años en el tiempo.

         ¿Cómo es posible que alguien pueda decir de otra persona que, si no es feliz es porque no quiere, cuando lo que busca cada ser humano, casi con desesperación es, precisamente eso, la felicidad? Y la busca en cada nueva relación que inicia, en cada número de lotería que juega, en cada oposición que prepara con esmero, en cada curriculum que rellena con mimo, en cada moneda ahorrada para las próximas vacaciones, o en cada reunión familiar o con amigos. En fin, parece que cada actividad “extraordinaria” del hombre está encaminada a conseguir la felicidad. Y decimos extraordinaria, porque la rutina diaria es, justamente, lo que parece que le separa de la felicidad: El trabajo, la relación de pareja o cumplir los compromisos, solo por mencionar alguna de las rutinas del hombre.



         Pero…, ¡Oh!, que pocos parecen conseguirla.

         Y nos preguntamos: ¿No será que no saben realmente lo que es la felicidad?, o ¿No será que no saben dónde buscar?, o ¿No será que confunden la felicidad con la euforia?

         Aunque es posible que lo hayan leído un millón de veces, y que se lo hayan comentado otro millón, lo repetimos una vez más: “La felicidad es un estado interior”. Eso quiere decir que todo aquel que asocie su felicidad a la consecución de sus deseos, y crea que la felicidad está fuera esperándole en forma de naranja, “de media naranja”, en forma de fajo de billetes, en forma de un diploma conseguido por su hijo, en forma de “Ferrari”, en forma de palacete veraniego, unido todo eso a una salud de hierro personal y de sus seres queridos, está abocado a la infelicidad, al sufrimiento, al dolor, a una vida anodina, a una vida de ansiedad esperando no sabe muy bien qué.

         Porque piensen por un instante, si hoy les toca una millonada a la lotería, que les hace inmensamente felices, pero mañana contraen una enfermedad grave, puede que incluso terminal ¿Dónde quedaría la felicidad de los millones conseguidos?

         Asociar la felicidad a estímulos externos, la hace caduca porque en un instante pueden cambiar las condiciones externas y verse de nuevo abocados a la infelicidad. Han de conseguir ser felices con la pobreza y con los millones, con la buena salud y con la enfermedad.

         Lo que denominan felicidad después de conseguir que les toque la lotería es un momento de euforia, y podríamos definir como abatimiento encontrarse cara a cara con la enfermedad grave.

         La euforia es la cresta de una onda, y el abatimiento el valle. Entre la cresta y el valle, en el centro, se encuentra la felicidad. Y ese centro está en el interior del hombre. Ahí hay que llegar, porque es en él donde se encuentra la felicidad.

         Ese centro es el chakra cardíaco del ser humano. Es el centro del amor, de la compasión, de la dulzura, de la ternura, de la misericordia, y se encuentra alejado de euforias y abatimientos.

         Es feliz quien “Ama”. No quien cree que ama. ¿Tienen dudas de la diferencia entre “Amar” y amar? Digamos solo que es “Amar”, y sabrán que amar, es…, otra cosa, que suele llevar directo a la infelicidad. “Amar” es dar, es entregarse, es no juzgar, es no criticar, es compartir, es ayudar, es libertad. Quien “Ama” no entiende de celos, ni de envidias, ni de egoísmos, ni de proyecciones personales. Quien “Ama” siempre se coloca en el lugar del otro. Quien “Ama”, lo hace para siempre, en la vida y al otro lado de la vida. Un ejemplo: La mamá “Ama” a su bebé recién nacido, mientras la esposa ama a su esposo. (Ya sabemos que hay excepciones, pero son eso, excepciones).

         “Amar” de manera incondicional es una facultad del corazón, (del chakra cardíaco), mientras que amar como hacen los hombres, mezcla de apego y deseo es una proyección de la mente.

         Por lo tanto, si quieren ser felices, si quieren permanecer en el centro, alejados de euforias y abatimientos, han de viajar al corazón, han de llegar a su centro.


     ¿Cómo? Saber quién eres y aceptar la vida son dos de las claves que iremos desgranando en próximas entradas.


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