El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




lunes, 28 de marzo de 2016

La evolución del hombre (I)

          Nada de todo lo malo que nos sucede sería posible si los seres humanos supiéramos realmente que somos, quienes somos, de dónde venimos, que es la vida y lo que realmente hacemos en ella. No existirían guerras, ni atentados, ni asesinatos de ningún tipo, ni robos, ni hambre, ni sufrimiento, ni dolor. No existiría ningún tipo de discriminación, ni de rechazo, ni de tortura. No existirían barreras, ni existirían separaciones.

         Todo sería paz, alegría, bienestar, felicidad y amor, solo por nombrar alguna de las cualidades que se está perdiendo la humanidad por su ceguera.

         Todos somos lo mismo, somos hermanos, somos hijos de Dios y estamos aquí para recordar el camino a casa.



         Este es el problema, que tenemos que recordar cuál es el camino para volver a casa, y para recordarlo tenemos que recordar primero cual es nuestra casa y cuál es nuestra estirpe o nuestra esencia, algo que cuando estamos fuera del cuerpo conocemos a la perfección.

         Una buena pregunta sería: “Si ya sabemos lo que somos al otro lado de la vida, ¿Por qué el olvido para tener que volver a recordar?”. No hay respuesta a esta pregunta, o al menos yo no he conseguido encontrarla, sencillamente porque no entenderíamos la respuesta. Lo cierto es que estamos aquí, y que ya que estamos, además porque lo hemos elegido, hagamos lo que hemos venido a hacer. Y lo que hemos venido a hacer es recordar.
    
Un día, al principio de los tiempos, o al menos al principio de “nuestro tiempo”, todos estábamos en el mismo nivel del olvido. Hoy, sin embargo, ya no podemos iniciar nuestro camino desde ese punto, porque ya hemos recorrido un trecho, unos más y otros menos, no importa cuánto. Lo que importa es donde estamos ahora, porque es ahora cuando se inicia el tramo final. En realidad, siempre es el tramo final para todos, estemos donde estemos. Es una manera de decir que ¡Para qué mirar atrás, si ya no existe!, miremos adelante.

Cuando todos estábamos igualados en la línea de salida, la separación que todos sentíamos en relación con los corredores que nos acompañaban en esa línea de salida era total. Eso suponía que no existían países, ni fronteras, ni políticas, ni religiones. No podía existir nada, ningún grupo organizado, en razón de nada, porque nos sentíamos totalmente individuales, por lo que el rey, o el presidente, o el maestro, o el gurú era el propio ego.

A partir de ahí comenzamos a evolucionar, pero nuestra evolución fue desigual.


Continuará………….


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