El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




martes, 18 de diciembre de 2012

La Era de Acuario (II)


            La constelación de Piscis, está representada por dos peces colocados en oposición, y los grandes acontecimientos de la Era de Piscis tienen relación con el agua. El pez es el símbolo religioso de los cristianos.
Cada una de las constelaciones zodiacales tiene una palabra clave a la que obedecen los pueblos cuando están bajo su regencia. La palabra de Piscis es "yo creo", por eso la civilización europea, obedeciendo a las vibraciones de su constelación, se estableció sobre bases religiosas, o sea, el poder papal y el dogma de la fe.
Cada era está representada también por un chakra. En el caso de Piscis, es el chakra solar. El chakra solar es el centro del poder, de las emociones, de la voluntad. Este centro puede acoger las fuerzas de la naturaleza inferior o la voluntad del alma superior. Cuando la voluntad inferior del ser humano, se ajusta con la voluntad del alma superior, es cuando la persona entra en el verdadero sendero espiritual.
Mantener fuera de control este chakra hace que las emociones se desboquen. Una de las principales características de este signo es su profunda emotividad y, también, la búsqueda de sabiduría. Por tal motivo, la humanidad perteneciente a la Era de Piscis buscó la manera de llegar al conocimiento través de la actividad espiritual formal (las grandes religiones monoteístas, el acentuado misticismo de la Edad Media) y la ciencia (el Renacimiento, el Siglo de Oro, la Revolución Industrial), pero ciertamente no logró manejar adecuadamente sus emociones y, por ello, muchas circunstancias escaparon a su discernimiento.
De esta manera, la Era de Piscis, que se inició con el amoroso apostolado de Cristo, desembocó en la intolerancia de la Inquisición, continuó con el severo deterioro del medio ambiente que causaron los excesos de nuestra tecnología y finalizó con sendas guerras mundiales.
El hombre de la Era de Piscis fue un individuo que intentó por todos los medios plasmar sus sentimientos, y si bien fue capaz de los actos más altruistas también causó graves desastres. Como sentimental, vivió en un mundo donde prevalecieron las desbordadas emociones del cuerpo sobre el equilibrio espiritual del alma. Adquirió enormes cantidades de conocimiento… ¡pero no supo manejarlas!
La civilización de Piscis ha presentado sus características definidas y distintas a las de las otras civilizaciones, y coincidirá el fin de esta civilización con un cambio total de las costumbres y las creencias.
Se termina el mundo de Piscis y comienza el mundo del Acuario, con una nueva estructura, una época de transición. Se derrumba una civilización y se levanta una Nueva Era y todo sufrirá una transformación, una evolución: la política, la ciencia, la religión, el arte, la filosofía, la moral, en fin, todo será transformado.
Desde el punto de vista filosófico; el mundo está entrando en una época de sapiencia y saliendo de una época de creencia, ya que la palabra clave de la constelación de Acuario es "yo sé". Sólo hay que observar que lo que está presenciando el hombre de hoy en materia de ciencia es algo asombroso, sin precedentes en la historia. Esto, a no dudarlo, está trayendo un despertar en la humanidad en todos los aspectos del pensamiento. La ciencia está comprobando hoy la verdad de postulados filosóficos antiguos que son base de los conocimientos actuales, por ejemplo: la ciencia está comprobando el principio hermético que dice "todo es vibración, nada está en reposo". Einstein, al presentar la teoría de la relatividad, no ha hecho sino afirmar el principio hermético que dice: "los planos se corresponden, todo es relativo"; "como es arriba, es abajo".
Por un lado se celebran los grandes avances científicos, tecnológicos, sanitarios, políticos y sociales, y por otro lado asistimos a un deterioro sin precedentes del medio ambiente, a un incremento y sofisticación del poder destructivo de la industria armamentística y a la profundización de las desigualdades en la distribución de la riqueza. Las antiguas convicciones morales y religiosas han entrado en crisis en grandes capas de la población que, desorientadas, buscan una alternativa. Se ha mezclado así el temor al desplome de la civilización tal como la hemos conocido hasta ahora con el deseo del advenimiento de un tiempo nuevo, una era de luz, de justicia, de colaboración, de concordia, de libertad, de belleza, de limpieza de sentimientos, de respeto por el medio ambiente, en suma, un nuevo paraíso terrenal.
En esta forma estamos viendo que la humanidad actual está despertando a un profundo conocimiento de la llamada Verdad.
La auténtica evolución humana consiste en el desarrollo de las facultades físicas, mentales y morales, de acuerdo a una moral universal.
Con este desarrollo que será alcanzado por la raza del futuro, el hombre nuevo estudiará todas las ciencias con miras elevadas y no especulativas; estudiará la verdadera expresión del arte; practicará el amor universal, tratará de ser sabio y útil; sano de cuerpo y de espíritu, en vez de aspirar a ser solamente poderoso; su conocimiento de Dios no tendrá fronteras; su sentido religioso se basará en ser uno con el Universo, y sabrá asistir en todo momento al sublime ceremonial que nos ofrece la madre naturaleza.
La Era de Acuario es un umbral para el ser humano que sirve a sus semejantes.
En los principios de Acuario, el pensamiento ha penetrado en el interior del individuo, instaurando en él la ley del corazón y atenuando la ley meramente sentimental que hasta ahora había regido sus actos. Al llegar a Acuario, estamos más cerca de la armonía psíquica y espiritual… ¡pero aún falta mucho trabajo!
En ninguna Era precedente, el conocimiento se ha democratizado tanto y en tan poco tiempo como en este principio de Acuario. El fenómeno de internet, la mundialización de las comunicaciones y los negocios, revelan un creciente e indetenible proceso de interconexión planetaria.
En los tiempos que corren, todas las culturas se mezclan; las disciplinas científicas y humanísticas se acercan; el saber mágico y el saber tecnológico se funden en armonioso mestizaje; y las religiones y credos espirituales empiezan a ver más sus similitudes que sus diferencias.
Podríamos describir la figura del Hombre de Acuario con estas palabras del maestro Jesús: "El que quiera ser grande entre ustedes, sea servidor de los demás; el que quiera ser el primero, hágase servidor de todos, igual que yo. No he venido a que me sirvan, sino para servir" (Mateo, 10:16). Son una especie de avanzadilla de la Era de Acuario, tantos filántropos, tantos voluntarios, gente que ayuda de manera totalmente desinteresada a sus semejantes.
De esta manera, los seres de Acuario, integradores y poseedores de conocimiento, son además, hombres y mujeres de servicio, capaces de asistir a sus semejantes y manejar inteligentemente sus emociones, como el agua que fluye y es capaz de adaptarse a cualquier espacio.
            El chakra que regirá la Era de Acuario es el chakra cordial, el chakra del corazón.
La expresión del centro cardíaco en el nivel emocional se traduce en comprensión, solidaridad y una búsqueda de armonía en la vida. Existe una menor preocupación por los asuntos personales para ocuparse con mayor interés por lo comunitario. Corresponden a este chakra las virtudes de la compasión, la misericordia, al amor, el dar y el compartir.
Hasta ahora hemos vivido en los tres primeros chakras. Los tres primeros chakras son animales, los tres últimos son divinos, y entre los dos grupos está el cuarto, Anahata: el chakra del corazón, la flor de loto del corazón, el chakra del amor. Este es el puente. El amor es el puente entre lo animal y lo divino.
Por debajo del corazón el ser humano es un animal; por encima del corazón se vuelve divino. El verdadero ser humano es el hombre que puede sentir, que puede amar, que puede rezar, llorar, reír, que puede compartir, que puede sentir compasión.
La Era de Acuario traerá consigo una edad de hermanamiento universal arraigada en la razón, donde será posible solucionar los problemas sociales de una forma justa y equitativa, y con mayores oportunidades para la mejora intelectual y espiritual, ya que Acuario es un signo científico e intelectual y el planeta que lo rige, Urano, está asociado con la intuición (el sentimiento de lo irracional por encima de la razón) y las percepciones directas del corazón.
La Era de Acuario marcará un cambio en la conciencia del ser humano, que ya estaría empezando a notarse y que llevaría asociado un tiempo de prosperidad, abundancia y paz.

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