El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




martes, 31 de julio de 2012

Conocer el futuro


            El ser humano tiene una sed insaciable por conocer cómo será su futuro, y acude a clarividentes, tarotistas, quiromantes, leedores de hoja de coca o de los posos del café, sólo por citar unos cuantos.
            La información que ofrecen estas personas, puede ser correcta o no, pero si tiene un efecto sobre la persona, en muchos casos positivo: Condiciona, de alguna manera su vida, ya que se generan nuevas formas de pensamiento, es decir nuevas energías, capaces de atraer a su vida, las bondades pronosticadas por el psíquico.
            Es la “Ley de la Atracción”. Al recibir la noticia de posibles buenos acontecimientos en su vida, (menos mal que no se suele informar de los malos augurios), deja de lado las viejas formas de pensamientos, que  mantenían a la persona en la ciénaga de su pensamiento circular, basado en su desgracia, en su mala suerte, en su sufrimiento, en su dolor, en su incertidumbre; para adquirir nuevas formas de pensamiento que catapultan a la persona a una nueva esperanza.
            No olvidemos que energías de la misma calidad se atraen, con lo que sin ser conscientes de ello, empiezan a trabajar a favor de las predicciones del psíquico.
            Pero ocurriría exactamente lo mismo si se cambia el pensamiento sin haber pasado por la consulta del futurólogo.
            Sin embargo, nada de esto sería necesario, si fuéramos conscientes de que es el propio ser humano el que está planificando, de manera permanente, su futuro con sus acciones, sus emociones y sus pensamientos de hoy. Cada persona es total y absolutamente responsable única de su vida, y la cosecha que cada uno va a recoger en el huerto de su vida, es sólo aquello que sembró, regó, abono y cuidó con mimo con anterioridad a la cosecha.
            Solamente hay que ser conscientes. Conscientes de los pensamientos y de las emociones con las que convive la persona, para saber cuál será su fruto, ya que son esos pensamientos y emociones, la semilla que va germinando con el paso del tiempo.
Para cambiar el fruto, sólo hay que sustituir la semilla.
          Todos somos psíquicos. Todos tenemos los mismos poderes, poderes que estarán más o menos desarrollados, en función  de nuestra propia evolución y de nuestro propio crecimiento. Evolución y crecimiento que es un continuo desde nuestra primera visita a la materia, por lo que no es fruto de la casualidad “los poderes” de cualquier persona. Sólo es un efecto de su evolución en vidas anteriores.
            Mucho mejor que consultar el mañana, es planificarlo y trabajar, para que esa planificación llegue a buen puerto. Trabajar para crecer y evolucionar, es conocer de antemano el futuro. Futuro, que de hecho, no interesa en absoluto a esas personas que han alcanzado un cierto grado de madurez.

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