El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




miércoles, 5 de octubre de 2011

Curso de crecimiento interior (4)

Vicios & Virtudes (2)

Para practicar la construcción del carácter hay que dejar de identificarse con el cuerpo físico, hay que dejar de identificarse con la mente; y sólo por eso, por dejar de identificarse con el cuerpo físico y con la mente, ya se activa el desarrollo espiritual.
El cuerpo físico sólo es un instrumento nuestro, no somos nosotros, pero es un instrumento viviente. Posee algo que puede llamarse semiconciencia, tiene hábitos, y algo que se asemeja a una voluntad, de tal manera que puede resistirse a nuestros esfuerzos por cambiar sus métodos.
El primer paso para someter el cuerpo físico a nuestro control es separarnos de él en conciencia, y darnos cuenta de que no somos él, sino que somos su dueño.
Pero esta actitud no se adquiere sólo con pensar en ella. Es el resultado de una disciplina rígida y persistente.
Separarse del cuerpo comporta un  trabajo de cuatro etapas:
-      Purificación del cuerpo.
-      Control del cuerpo.
-      Mantener el cuerpo saludable.
-      Sensibilización del cuerpo.
Los buenos hábitos, es decir, las virtudes, consiguen que se vaya estableciendo el dominio de la inteligencia en la vida del espíritu, es decir, es utilizar la inteligencia. Los vicios dispersan las fuerzas de la persona, mientras que las virtudes las concentran y las ponen al servicio del alma.
Una persona que es perezosa, que tiene el vicio de la pereza, puede fijarse,  propósitos estupendos, pero es incapaz de cumplirlos: su propósito resulta derrotado por la pereza, por la resistencia del cuerpo a moverse. ¡Es imprescindible la voluntad! Voluntad para meditar, voluntad para no juzgar, voluntad para dejar de fumar, voluntad para no comer carne, voluntad para vivir y ser feliz, voluntad para ser cada día mejor, voluntad para amar, voluntad para servir a los demás, voluntad……….., voluntad………., voluntad.
Una persona que tiene virtudes, es decir que tiene voluntad, es libre, es mucho más libre que la persona que no tiene ninguna virtud, ya que es como una hoja movida por el viento. La persona con voluntad es capaz de hacer lo que quiere, cualquier cosa que decida, mientras que la otra es incapaz. La persona que no tiene virtudes, que no tiene voluntad, no decide por sí misma, sino que algo decide por ella.
Pero, ¿qué es una vida de virtud?: La palabra virtud, del latín “virtus”, igual que su equivalente griego, “areté”, significa "cualidad excelente", "disposición habitual a obrar bien en sentido moral".
Para Platón, la virtud es “la perfección del alma”, y para Aristóteles la virtud es una "excelencia añadida a algo como perfección".
La virtud es un hábito, es un hábito mediante el cual potenciamos las cualidades del alma, (inclusividad, amor, alegría y felicidad, participación, soledad, indiferencia espiritual, impersonalidad, desapego, libertad, serenidad, calma interior, responsabilidad, sabiduría e intuición), y como todo hábito requiere un aprendizaje y una repetición; es decir, se requiere voluntad, por lo que bien podríamos decir que la virtud es una cualidad de la voluntad que, además, supone un bien para un@ mism@ y para los demás.

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